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TOROS

El Cid y un señor de Sevilla

Por Almudena HernándezTiempo de lectura1 min
Espectáculos28-05-2006

Cuentan sus biógrafos que Cañabate, cronista legendario de toros y teatro, se enredaba con anécdotas paralelas al festejo antes de entrar en harina. Si el maestro hubiese estado en el gallinero de Las Ventas el pasado lunes 22 de mayo habría hablado del ambiente de expectación, de los claveles en la solapa y del señor de Sevilla.

Antes de hablar del torero que tiene nombre de Dios, el cronista se habría detenido tranquilamente en describir la pintoresca apariencia del señor de Sevilla. La hora a la que ha llegado; el torero al que sigue; el bocadillo de calamares que se ha tomado en el almuerzo; y la gorrilla de publicidad que le han entregado en las inmediaciones de la plaza. Cañabate también contaría que el hombre de Sevilla está nervioso ante el reloj, pues su Ave se acerca y su torero es el tercero en actuar. A Manuel Jesús le falta sumar una oreja más para lograr la puerta grande, ésa que quizás no vea cruzar el señor de Sevilla, pues el tiempo apremia y el torero que tiene nombre de Dios ha apurado la faena. Finalmente, el maestro de la crónica contaría que por suerte el torero sevillano no ha fallado con la tizona y que ha logrado el apéndice necesario para salir en volandas de la plaza de Madrid. Algo así contaría el periodista en tardes como la protagonizada por El Cid la semana pasada, que acompañó en el cartel a César Rincón y a Julián López El Juli, que también cortó una oreja. El enigma sería adivinar qué escribiría en su crónica el maestro de otras tardes bochornosas y aburridas que está sufriendo la monumental venteña en la isidrada de su 75 aniversario. Una oreja cortó Sebastián Castella en la Corrida de la Prensa, celebrada el 25, y otra lograron los toreros a caballo Andy Cartagena y Diego Ventura en el festejo de rejones del sábado 27. Para entonces, el señor de Sevilla estaba durmiendo la siesta en su patio hispalense, con el botijo junto a la cama.