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IRÁN

EE. UU. se plantea ignorar a la ONU para frenar el programa nuclear iraní

Por Salva Martínez MásTiempo de lectura2 min
Internacional23-04-2006

“Una debacle en Irán podría dispersar a la opinión pública sobre nuestra debacle en Iraq”. Esto es lo que decía la caricatura de un consejero estadounidense a un no menos ridículo retrato del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, realizados ambos, por el editorialista gráfico del International Herald Tribune, Patick Chappatte.

A pesar de lo que pueda parecer, no resulta tan absurdo lo planteado por Chappatte. De hecho, el jueves pasado se escuchó a Condeleezza Rice, la secretaria de Estado norteamericana, declarar que, si Naciones Unidas no puede encontrar una solución a la crisis iraní, EE.UU estaría preparado para, si es necesario, actuar militarmente. Así, una intervención militar, sin contar con el mandato del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, contra un país acusado de tener o buscar la realización de armas de destrucción masiva, en este caso Irán, vuelve a los círculos de discusión de la Casa Blanca después de que la invasión iraquí - llevada a cabo por idénticas razones y maneras a las expuestas por Rice el jueves pasado - haya cumplido tres años en marzo. La secretaria de Estado estadounidense, por sus declaraciones, no parece haber prestado mucha atención al informe de la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado estadounidense aparecido hace dos semanas. Dicho documento afirma que EE.UU debería discutir directamente con Irán para intentar aminorar el ritmo de unos avances nucleares iraníes que sitúan actualmente al país persa como el más reciente “miembro del de países que disponen de la energía nuclear”, en palabras del presidente iraní, Mahmoud Ahmadineyad. Las actuales conversaciones internacionales sobre el dossier iraní se realizan en el marco de la ONU, pero hasta el viernes de esta semana la Agencia Internacional de la Energía Atómica no volverá a pronunciarse sobre el desafiante programa de desarrollo nuclear iraní. En este contexto es dónde EE.UU encuentra las posiciones de Rusia y China, miembros permanentes con derecho a veto en el Consejo de Seguridad, opuestos a toda sanción contra Irán por sus méritos en el desarrollo de su programa nuclear. En los dos países, como dijo el portavoz de la diplomacia rusa, Mikhaïl Kamynine, “estamos convencidos de que ni el uso de sanciones ni el uso de la fuerza traerán consigo la solución”. China y Rusia no parecen plegables a la voluntad sancionadora estadounidense. Ni siquiera tras la visita oficial realizada por el presidente chino, Hu Jintao, a Washington la semana pasada. Evidentemente, China no quiere sancionar o hacer la guerra a un país que mantiene unos fuertes vínculos tales como que, entre 2000 y 2004, las importaciones chinas de origen persa han aumentado un 389 por cien.