IRAQ
Una violenta semana coincide con la retirada de tropas japonesas
Por Berta Pardal2 min
Internacional16-04-2006
El clima de constante violencia en Iraq es incesante. La pasada semana siete empleados de una compañía constructora fueron asesinados en Basora, al sur de país. Según fuentes policiales de la zona, diez empleados de la compañía fueron secuestrados y llevados a una área residencial del norte de la ciudad. siete de ellos fueron fusilados contra un muro, y tres consiguieron escapar.
En el norte de Bagdad murieron al menos seis policías mientras decenas de personas continúan desaparecidas. Ocurrió el pasado viernes por la noche, en una emboscada de insurgentes cerca de Taji, al norte de Bagdad. Los policías viajaban desde Nayaf (unos 160 kilómetros al sur de Bagdad) a una base estadounidense para recoger allí nuevos vehículos, cuando los insurgentes atacaron su convoy. Fuentes de la Oficina del Gobernador de Nayaf indicaron que sólo 35 de los 80 policías que partieron han vuelto a la ciudad. Además, un soldado británico perdió la vida al explosionar una bomba en el sur de Iraq según confirmaron fuentes administrativas británicas. Con esta víctima son ya 104 los soldados británicos que han perdido la vida en Iraq desde el comienzo de la ocupación. De ellos, 79 han fallecido en combate y el resto lo han hecho a causa de accidentes o enfermedades. El interés de chiíes y kurdos por marginar a la minoría suní, consolidando su dominio de poder efectivo en el país, puede provocar un agravamiento mayor de la inseguridad, que desemboque ya sin ningún género de dudas en una guerra civil que haga insoportable a las tropas extranjeras la permanencia en Iraq. Para Washington y Londres la perspectiva de verse envueltos en un conflicto fraticida es motivo de preocupación y alarma, es el motivo de que intenten negar tal supuesto. Además, Japón fijará una fecha de retirada de sus tropas en Iraq tras una entrevista entre el primer ministro nipón, Junichiro Koizumi y el presidente estadounidense, George W. Bush, prevista para finales de junio. En un principio, la salida de las tropas japonesas debía haberse iniciado de forma progresiva a finales de marzo y extenderse hasta mayo o junio. Sin embargo, a petición de Washington, Tokio aceptó esperar hasta la formación del Gobierno iraquí. La retirada de los japoneses depende de Reino Unido y Australia, que garantizan la seguridad de unos 600 soldados nipones desplegados desde enero de 2004 en el sur de Iraq. El destacamento japonés participa en operaciones humanitarias y de reconstrucción en Samawa, una ciudad chií situada a unos 250 kilómetros al sureste de Bagdad, en la provincia de Mutthana.