Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

REMODELACIÓN DE GOBIERNO

Bono, el espíritu indomable

Por Antonio Pérez VicenteTiempo de lectura4 min
España08-04-2006

El hasta ahora ministro de Defensa, responsable de la retirada de las tropas de Iraq y uno de los líderes mejor valorados del socialismo español (tanto por el electorado de izquierdas como por el de derechas), ha hecho las maletas. José Bono se retira de la política. Lo que sólo él sabe es si es un “hasta luego” o un adiós definitivo.

Aquel joven diputado manchego que aparecía en algunas de las fotos del 23-F, con cara de asustado, ha anunciado que deja la política por la familia. José Bono Martínez (Salobre, 1950), licenciado en Economía y Derecho por la Universidad de Deusto (ICADE), ha sido siempre un político atípico. Poco amigo de la ortodoxia de partido, su carisma y su personalidad siempre han estado por encima de cualquier circunstancia. Bono siempre ha sido un “peso pesado” del PSOE y, de hecho, ha sido el único presidente autonómico reelegido cinco veces por mayoría absoluta en su comunidad, Castilla La Mancha. Ya en los gobiernos de Felipe González tuvo que batallar y no dudó en anteponer los intereses de su comunidad ante el “interés general” defendido por el Gobierno central. Con el grado de influencia que fueron alcanzado las autonomías al ir asumiendo competencias hasta entonces ejercidas desde Madrid, Bono se alzó –por su apoyo popular y por sus polémicas declaraciones- como uno de los denominados barones socialistas. Tras el abandono de González como secretario general, la fallida candidatura de Josep Borrell y el fracaso de Joaquín Almunia en las elecciones del año 2000, Bono se batió el cobre con el resto de candidatos para luchar por el liderazgo del PSOE. Nueve votos le arrebataron el control y se lo dieron al hoy presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Entonces, Bono –que era el preferido por la Opinión Pública- aseguró lealtad al recién elegido... Algo de lo que ahora presumen los dos políticos. Con la llegada al poder de Zapatero en las elecciones de marzo de 2004, el líder escoge a Bono para asumir la cartera de Defensa. Las encuestas –que daban por seguro al manchego como ministro- le situaban, no obstante, en Interior. Ya como ministro, Bono ejecutó como primera tarea una de las decisiones que han marcado la actual legislatura: la retirada de las tropas de Iraq. Suponía un compromiso con el electorado, pero sus formas fueron puestas en tela de juicio. Algunos sectores consideraron precipitada la retirada, que creó tensión entre los aliados responsables de la intervención contra Sadam Husein. Del mismo modo, también tuvo como cometido la investigación del caso Yakolev 42, que le enfrentó a los miembros del PP por la gestión del accidente durante la etapa de José María Aznar. Un ministro polémico Durante estos dos años como ministro, Bono también se enfrentó a otro accidente, el que costó la vida a 17 soldados españoles en Afganistán a bordo de un helicóptero. Además, también tuvo que hacer frente a la crisis provocada por las palabras del teniente coronel Mena a comienzos del presente año. El militar aseguró que el Ejército debería intervenir para evitar las consecuencias del Estatuto catalán, que entonces se encontraba en fase de negociación con el Gobierno central. Del mismo modo, también aumentó el salario de los soldados para acercar su sueldo a la media europea, así como la recién aprobada Ley de Tropa y Marinería. Pero si por algo se ha caracterizado Bono –que, según todas las encuestas del CIS, siempre se ha mantenido como uno de los ministros más valorados del Ejecutivo de Zapatero-, ha sido por su espíritu indomable. Llegó a enfrentarse a sectores de su partido y al Ejecutivo central por asuntos como el Plan Hidrológico Nacional y también protagonizó algunas alianzas con el PP para defender los intereses de Castilla La Mancha. Como ministro, tampoco se ha quedado al margen de la polémica. Al inicio de su mandato, sufrió los abucheos y los intentos de agresión en una manifestación a favor de las víctimas del terrorismo por presuntos simpatizantes del PP. Del mismo modo, siempre ha dicho en voz alta su opinión sobre asuntos como el Estatuto –de hecho, ha amonestado públicamente a Maragall por su comportamiento y su actitud- o el nacionalismo vasco. Su postura frente a las concesiones nacionalistas ha sido uno de los puntos que más le ha favorecido en su relación con la oposición, que ha tendido a ver en él un límite a las peticiones de Cataluña y el País Vasco. Con su despedida, abandona el espacio público uno de los miembros más carismáticos de la política española y, también, uno de los ministros más queridos por el electorado. Su familia –es padre de cuatro hijos-, seguramente se lo agradecerá. De hecho, su retirada es el regalo de Reyes que pidió su hija por Navidad. Más vale tarde que nunca.