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IRAQ

EE.UU. y Reino Unido tratan de impulsar la creación del nuevo Gobierno

Por Miguel MartorellTiempo de lectura3 min
Internacional09-04-2006

Las presiones de Estados Unidos y Reino Unido no han dado resultado. Los grupos políticos de Iraq siguen sin llegar a un acuerdo para formar un nuevo Gobierno tras cuatro meses de negociaciones. Mientras, la violencia sectaria entre suníes y chiíes sigue cobrándose víctimas por todo el país. Una de las acciones más sangrientas de los últimos meses se ha cobrado, al menos, 80 vidas en Bagdad.

La visita sorpresa de la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, y el ministro de Exteriores británico, Jack Straw, no dio los resultados previstos. Ambos dirigentes pretendían empujar, con diferentes encuentros con los distintos grupos del Parlamento iraquí, la formación de un Ejecutivo de unidad nacional. ”Los aliados internacionales de Iraq quieren ver esto terminado”, señaló Rice poco después de reunirse con el presidente iraquí, Jalal Talabani, y su primer ministro, Ibrahim al Yafari. Precisamente en éste último se centran todas las discrepancias para llegar a un acuerdo sobre la composición del nuevo Gobierno. Mientras la coalición chií confesional Alianza Unida Iraquí (AUI), con mayoría en el Parlamento, propone a Al Yafari como próximo jefe de Gobierno, el resto de grupos -kurdos, suníes y chiíes laicos- lo rechazan de pleno. El actual primer ministro en funciones ya se ha reafirmado en su puesto hasta que ”los iraquíes digan lo contrario”. Sin embargo en el seno de la AUI, algunos chiíes también han pedido la dimisión de Al Yafari. El jefe del Ejecutivo iraquí es acusado de permitir e incluso fomentar, la violencia entre suníes y chiíes. De hecho, se le considera responsable directo de la existencia de los “Escuadrones de la Muerte” dentro de la Policía iraquí, culpables de los asesinatos a sangre fría de suníes en los últimos meses. Por el lado estadounidense, la visita de Rice y Straw tampoco es casual. Con Iraq sumergido en un clima de guerra civil, más de 2.500 soldados norteamericanos muertos desde el inicio de conflicto y unas legislaltivas el próximo noviembre, la Administración de George W. Bush está redoblando esfuerzos para llegar al final del proceso democratizador. Continúa la violencia sectaria Pese a todos los esfuerzos diplomáticos y a que las Fuerzas de Seguridad iraquíes han aumentado la vigilancia de todo el país, los enfrentamientos entre suníes y chiíes siguen siendo encarnizados. Coincidiendo con la visita de Rice y Straw, varias acciones con coches bomba y tiroteos en Bagdad acabaron con la vida de 30 personas y causaron más de 50 heridos. No obstante, la acción más sangrienta de los últimos meses tuvo lugar el viernes en una mezquita chií. Ese día, considerado sagrado para los musulmanes, las mezquitas reciben la tarde abarrotadas de fieles que acuden a la tradicional oración de los viernes. Tres suicidas aprovecharon la hora de salida de un templo en Bagdad para inmolarse en una acción coordinada. Las dos primeras explosiones se registraron en el interior del templo y, pocos minutos después, estallaba una tercera bomba en el exterior. Cerca de 80 muertos y más de 200 heridos fue el resultado de unos atentados que los chiíes atribuyeron a los suníes. Además, siguen encontrándose cadáveres en las calles de Bagdad. La mayoría de ellos muestran signos de haber sido torturados y todos fueron ejecutados a sangre fría, previsiblemente, por los “Escuadrones de la Muerte” de la Policía chií, formados por extremistas de esta comunidad que llevan a cabo su vendetta particular. Juicio contra Sadam Husein Este fue uno de los argumentos que el ex dictador iraquí Sadam Husein arrojó a la cara de los jueces en la decimoséptima sesión del juicio en el Tribunal Supremo de Iraq. Sadam acusó al ministro del Interior, el chií Bayan Abr, de ser responsable ”de la matanza y tortura de miles de personas”, al ser considerado por los suníes instigador de la violencia contra esta comunidad. ”La justicia no puede ser independiente cuando el Gobierno ha llegado al poder montado en un tanque”, espetó un arrogante Husein, negándose a colaborar con los magistrados. En este proceso, el ex dictador es acusado de la muerte de 148 chiíes en 1982, tras un atentado frustrado contra su persona. Además, el Tribunal anunció que una nueva causa será abierta contra Husein. Él y otros siete altos cargos serán juzgados por genocidio en las campañas de ataques con armas químicas al Kurdistán en los años 80. En aquellos ataques caso 10.000 personas perdieron la vida. Contra ellos pesan más de 1.000 testimonios y varias fosas comunes.