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ECUADOR

Las protestas indígenas contra el Tratado de Libre Comercio se intensifican

Por Luis Miguel L. FarracesTiempo de lectura3 min
Internacional19-03-2006

Las protestas indígenas de Ecuador en contra del Tratado de Libre Comercio que espera firmar el presidente del país, Alfredo Palacio, se recrudecieron a lo largo de la pasada semana. A las protestas y los disturbios en las principales ciudades ecuatorianas hay que sumar el corte de carreteras que diversas agrupaciones de campesinos han llevado a cabo a lo largo del país y que han dejado desabastecidas de alimentos a diversas provincias.

Las protestas indígenas pusieron la pasada semana en jaque al Gobierno ecuatoriano. El Ejecutivo tuvo que lidiar desde el primer momento con los bloqueos de carreteras del país por parte de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (CONAIE). Los disturbios fueron especialmente fuertes en las regiones agrícolas del país como Imabura, Pichincha y Carchi. El boicot de las principales vías ecuatorianas supuso que multitud de poblaciones del país quedasen desabastecidas de alimentos, hecho que fomentó una subida gradual de los precios en los mercados durante la semana. A ello hay que sumar los numerosos disturbios callejeros y trifulcas a lo largo del país. Ante el recrudecimiento de las protestas, Alfredo Palacio tuvo que dar un mensaje televisivo donde aseguró que detrás de las manifestaciones había intereses para desestabilizar el país y "atacar a la unidad de los ecuatorianos", así como a la Constitución. Las protestas que sufre actualmente Ecuador vienen motivadas por dos aspectos diferentes. El primero, y más importante, es la frontal oposición a la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos por parte del Gobierno. Los colectivos indígenas denuncian que la entrada en vigor del TLC arruinaría a los campesinos nacionales, ya que EE.UU. fomenta con subvenciones una producción de bienes baratos con los que, en cuanto a precio, los agricultores del país no podrían competir. Ello se debe a la falta de mecanización en el campo del país sudamericano, algo que fomenta una producción modesta y bastante trabajosa, y a la falta de subsidios, que infla en cierta medida los precios. Frente a esta postura, el presidente Palacio avisó de que el TLC sólo se firmará si las condiciones son ventajosas para el país y que protegerá el sector alimenticio y petrolífero de Ecuador. Asimismo, Palacio se defendió de las críticas aludiendo a que el anterior presidente, Lucio Gutiérrez, negoció el TLC desoyendo las críticas del pueblo, algo que según él no se está haciendo ahora, pese a que el presidente continúa rechazando la convocatoria del plebiscito reclamado por la CONAIE para que los ecuatorianos muestren su opinión ante la firma del tratado. El segundo aspecto que ha fomentado el litigio es la postura generalizada de que la petrolera norteamericana Oxy siga teniendo derecho sobre los pozos petrolíferos del país. La estatal Petroecuador ha exigido que se rescinda el contrato con Oxy por haber incumplido las condiciones del tratado al haber traspasado el 40 por ciento de sus acciones a una empresa canadiense. La clase política afronta la crisis El clima de tensión ya se ha llevado por delante al ex ministro del Interior, Alfredo Castillo, quien dimitió por considerar que el Gobierno "vive enajenado a un aparato financiero especulativo que lo determina a través del sistema de endeudamiento y control del petróleo, además de moverse por intereses que no son precisamente populares". El rechazo al TLC no es exclusivo del pueblo ecuatoriano, los países signatarios del Mercosur ya mostraron su rechazo a la negociación del tratado impulsado por el Gobierno norteamericano. Mientras que arden las carreteras y los corazones de Ecuador, la clase política del país aguarda impaciente las elecciones presidenciales de octubre. Con una situación así, será difícil que los candidatos de la oposición no aprovechen la coyuntura para ganarse a los colectivos indígenas y dar un vuelco a los comicios.