PORTUGAL
Cavaco Silva, investido presidente portugués
Por Luis Miguel L. Farraces2 min
Internacional09-03-2006
El conservador Aníbal Cavaco Silva fue investido la pasada semana como nuevo presidente de Portugal. Cavaco relava en su puesto al socialista Jorge Sampaio que deja un país en plena recesión económica. Ahora Gobierno y presidente deberán permanecer unidos para sacar al país luso de su bache.
La presidencia de Cavaco Silva tendrá que lidiar con la alarmante crisis económica en la que está sumida Portugal desde hace unos años. El déficit público ronda el seis por ciento y la tasa de paro ha alcanzado la cota más alta de la historia reciente del país, un ocho por ciento. Las previsiones no son mucho más esperanzadoras, ya que se estima que el crecimiento económico portugués rondará tan sólo el 0,7 por ciento, uno de los índices más bajos de la Unión Europea. Bajo estas circunstancias, Cavaco Silva ganó el pasado febrero las elecciones presidenciales con más del 50 por ciento de los sufragios, convirtiéndose así en el primer presidente conservador de la democracia lusa. Así, el nuevo presidente de Portugal, tendrá que convivir con el Gobierno socialista de José Sócrates. Cavaco, que ya presentó su candidatura a las presidenciales de hace diez años contra el presidente saliente, Jorge Sampaio, fue también primer ministro entre 1985 y 1995. Este dato es clave para comprender su victoria en las presidenciales, ya que muchos le recuerdan como el gestor que llevó los fondos de cohesión por primera vez al país, un logro que dio a Portugal a sus cotas más altas de bienestar. De todos modos, pese a las buenas miras de Cavaco, las competencias atribuidas al presidente de la República en el país son bastante limitadas. Si a este hecho se le suma la mayoría absoluta de los socialistas en el Parlamento, es de esperar que no quede mucho margen de maniobra para el nuevo mandatario. Cavaco anunció en su investidura ante casi un millar de invitados nacionales e internacionales que esperaba "una cooperación leal con el Gobierno que no se confundiese con el inmovilismo". Socialistas y conservadores tendrán que atajar ahora juntos la reducción del déficit público, los problemas de la Seguridad Social y la disminución del paro si quieren que Portugal levante de nuevo cabeza.