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CATALUÑA

Maragall implora a Zapatero que salga en su defensa

Por Mía MartínezTiempo de lectura4 min
España12-02-2006

El presidente de la Generalitat lanzaba una súplica al presidente del Gobierno para que se pronunciara a su favor cuando parecía que el fuerte viento de las palabras de Bono comenzaba a derribarle. El responsable de Defensa se dirigió a Maragall al pedirle que "cambie de actitud" y deje de "generar problemas" al PSOE, "que no son pocos los que nos ha generado", dijo.

Los alineados con Maragall tachaban al ministro de Defensa poco menos que de resentido contra el PSC por no apoyar su candidatura como presidente del PSOE, y sí la de Zapatero hace ya algún tiempo. Sin embargo, los comentarios aparentemente distraídos de Bono se iban abriendo camino sembrando la semilla del mal dentro del propio partido. Además, el ministro de Defensa advertía de que no se devolverá el castillo de Montjuic al Ayuntamiento de Barcelona, pedido por Maragall, si no se cumplen las tres condiciones adelantadas por el Gobierno, y en especial, la garantía de que la bandera española ondeará siempre en ese lugar. Parece que los intereses del responsable catalán no pasaban por las banderas que se colocarían sobre el tejado de la fortaleza, pero sí por la necesidad de una jugada maestra que asegurara su continuidad en el PSOE. Sin embargo Rodríguez Zapatero, que parecía la persona indiciada para acunar los temores internos de Maragall, decidió navegar por un río de aguas turbulentas, con temor a acercarse a una de las dos orillas. De este modo el presidente del Gobierno reconoció que "es evidente" que no suscribe "al cien por cien" las declaraciones del presidente de la Generalitat, si bien eludió pronunciarse sobre las diferencias entre éste y el ministro de Defensa, José Bono. Zapatero dijo que es conocido que en "nuestro partido, y también en el Gobierno, existe un amplio margen para la libertad de opinión". Estas palabras no parecen buscar la comprensión de los españoles hacia esta guerra civil política, sino más bien tratan de encontrar una salida de emergencia trasera por la que Zapatero ha preferido optar en esta ocasión. De este modo la continuidad de Maragall se mantiene flotando en el aire como un avión de papel que cambia de dirección con las corrientes del viento. No obstante el presidente de la Generalitat, en su afán por mostrar normalidad se refirió a las palabras de Rodríguez Zapatero asegurando que "han sido en su globalidad enormemente favorables no sólo al presidente de la Generalitat sino al Estatut que hemos presentado". Sin embargo muchas son las voces que se han levantado tratando de infundir un poco de seriedad y aclarar el asunto. Este es el caso del conseller de Relaciones Institucionales y Participación, Joan Saura, quien dijo que no le constaba "que sectores del PSOE busquen la jubilación de Maragall", y advirtió de que su continuidad depende "del PSC y del resultado de las elecciones". Saura consideró "muy importante" que tanto Maragall como el ministro y número dos del PSC, José Montilla, "dijesen bien claro hace pocos días que las política de alianzas de Cataluña se decide desde Cataluña y que el presidente y candidatos de Cataluña se deciden desde Cataluña". La cuestión así parecería zanjada, si no fuera por la ambigüedad de Zapatero, la obstinación de Bono y el desamparo de Maragall. EL ESTAUTO SIGUE ADELANTE Joan Saura también valoró el primer día de trabajo de la ponencia del Estatuto en el Congreso, considerándolo positivo. El conseller volvió a desear que ERC se acabe sumando al acuerdo, e hizo notar que la coincidencia de PP y ERC en rechazar algunos puntos existe pero es "desde perspectivas diferentes". Saura dijo no tener "ningún tipo de preocupación" por el mantenimiento de los tres artículos del Título de Derechos y Deberes si no hay consenso de todos los negociadores en reformarlos, como asegura que le ha prometido Zapatero. El presidente del Gobierno, por su parte, pidió a los partidos catalanes un apoyo "entusiasta" al Estatuto y que tengan en cuenta que con este debate no se dirime ningún proceso electoral en Cataluña, y acusó al PP de no preocuparle España, sino quién gobierna, y de enfrentar territorios. El jefe del Ejecutivo pidió a los partidos, sin mencionar en ningún momento a ERC de forma explícita, que den su apoyo al texto pero "no resignadamente", y se mostró confiado en que "antes o después" todas las fuerzas políticas catalanas lo apoyarán. Para la tranquilidad de algunos Zapatero aseguró que la reforma "no da a luz un nuevo modelo territorial en España, sino que pone luz al modelo territorial vigente que permite desarrollar la Constitución" porque facilita más autogobierno y aclara la relación entre el Gobierno central y el de la Generalitat. El presidente de ERC, Josep Lluís Carod-Rovira, consideró que aún es posible llegar a un acuerdo sobre la redacción: "Ni nación ni financiación se han arreglado bien, pero aún quedan posibilidades de hacerlo. No exactamente al 100 por ciento de como lo aprobó el Parlament, pero si con soluciones imaginativas". El líder de ERC cree que será en el Congreso donde se puedan acercar posiciones y no espera ningún gesto del Gobierno antes del debate parlamentario del Estatuto.