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ESTATUTO CATALÁN

Carrera a contrarreloj sin un pacto global para salvar el texto

Fotografía
Por Antonio PérezTiempo de lectura2 min
España31-12-2005

Hubo prisas, hubo reuniones de última hora y hubo algunos acuerdos. Pero los asuntos más complicados para salvar el Estatuto siguen en tierra de nadie. En el 2006 los partidos catalanes, el Gobierno y la oposición tendrán que luchar para ver quién se lleva el gato al agua.

“Finalmente habrá acuerdo”. La vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, lo tiene claro, pero el resto de los miembros que se sentaron a negociar la adecuación de la reforma de Estatuto propuesta por el Parlamento tienen más dudas. De hecho, después de las enmiendas presentadas por el PSOE, el líder de Convergencia i Unió (CiU), Artur Mas, advirtió a los socialistas que tendrán que “moverse, y mucho” si quieren llegar a un acuerdo sobre el texto. El partido de Mas considera que las enmiendas socialistas suponen una ruptura de “los compromisos adquiridos” en los contactos previos con las fuerzas políticas catalanas y, al igual que el tripartito, se mantienen firmes en la defensa de su propuesta inicial. Sin embargo, todos saben que tendrán que negociar y aceptar rebajas para que el Estatuto cuente con el visto bueno del Parlamento español. Y un punto de partida es ya el hecho de que –después del periodo de enmiendas- nadie se levantara de la mesa. Esa actitud supuso lograr acuerdos en materias como Justicia, lengua, la definición del esquema de competencias y el futuro de las instituciones. Sin embargo, asuntos como la financiación o la definición de Cataluña como “nación”, algunas de las piedras angulares de la negociación, no llegaron a concretarse y tendrán que esperar su negociación a partir del próximo 8 de enero. No obstante, en lo referente a la financiación, el vicepresidente económico, Pedro Solbes, advirtió al tripartito y a CiU que no habrá una nueva oferta en esta materia, aunque especificó que este hecho “no significa que no se vayan a discutir todos los temas”. Además de avanzar en algunos aspectos para aprobar el Estatuto, los distintos interlocutores también criticaron con dureza la postura del Partido Popular durante la propuesta de enmiendas, que no permitió la ampliación del plazo para presentarlas. Los populares aprovecharon el compromiso del presidente del Congreso de los Diputados, Manuel Marín, de que no ampliaría el plazo si no había unanimidad en la cámara. Por este motivo, el Gobierno acusó a la oposición de “obstaculizar” el proceso de negociación. A pesar de esta postura, el partido liderado por Mariano Rajoy ofreció un pacto al Ejecutivo de Zapatero para que “hable con el PP” y se pueda “salir de este lío” que, a su juicio, es la negociación sobre el Estatuto. El jefe de la oposición también advirtió al Gobierno de las consecuencias que puede tener “excluir al PP del diálogo en un tema de la importancia de éste”. Por su parte, el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, defendió en su mensaje de fin de año la viabilidad del proyecto de reforma y anunció que en el 2006 el Estatuto se someterá a referéndum: “Estoy seguro de que la calidad de nuestros productos y el sentido común de todos los ciudadanos harán el resto”. “El temporal amainará pronto”, aventuró.