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RUSIA

Putin, exento de responsabilidades en la matanza de Beslán

Por Marta Aguilera JiménezTiempo de lectura2 min
Internacional31-12-2005

Un comando checheno irrumpió, el 1 de septiembre de 2004, en la escuela y tomó como rehenes a 1.128 personas. El asalto se saldó dos días más tarde con la muerte de 331 prisioneros -186 de ellos niños- y 31 terroristas. Durante los tres días que duró el secuestro hasta la masacre final, los retenidos vivieron en condiciones inhumanas: sin agua y bebiendo su propia orina.

El informe de la Comisión acusa a los agentes de seguridad de Osetia del Norte y de la vecina Ingushetia, lugar que sirvió de base a los secuestradores, de negligencia y descuido, facilitando así el camino a los terroristas. El presidente de la Comisión y vicepresidente de la Cámara Alta del Parlamento ruso, Alexander Torshin, insistió en que la culpa de esas muertes no sólo recae en los terroristas, sino también en las autoridades locales y regionales. Torshin asegura que no cumplieron las instrucciones recibidas desde Moscú, consistentes en reforzar la seguridad alrededor de las escuelas en el primer día de clase tras las vacaciones de verano. Puntualizó esta negligencia asegurando que “muchos agentes no sabían cómo actuar en una situación de emergencia”. Los supervivientes acusan a las autoridades rusas, en especial al presidente del país, de no haber hecho nada por salvar a los rehenes. Según ellos, para el Gobierno lo más importante era que murieran los terroristas, por ello no están de acuerdo con el resultado de la Comisión, a la que exigen la identificación de los culpables y el reconocimiento de la responsabilidad del Kremlin. Los errores de las autoridades Torshin subrayó en el informe los errores y desidias cometidos. Aseguró que el ministro del Interior ruso, Rashid Nurgalíev, había enviado telegramas dos semanas antes del secuestro. “No había información sobre la planificación de atentados terroristas, pero hubo telegramas de alerta varios días antes”, afirmó el presidente de la Comisión, a lo que añadió que en los telegramas “había una orden a la delegación del Ministerio del Interior de Osetia del Norte para que reforzara la protección de todos los centros educativos el 1 de septiembre”. Si este refuerzo se hubiera hecho efectivo, se podría haber evitado el ataque terrorista. Otro de los errores destacados por Torshin fue el débil cerco que la Policía colocó en torno a la escuela, pues no pudo contener a los habitantes de Beslán que tras las primeras explosiones trataron de socorrer a los rehenes, entorpeciendo la labor de las fuerzas del orden.