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CRISIS AÉREA

Iberia decide recortar su plantilla en 3.000 trabajadores

Por Raquel GonzálezTiempo de lectura1 min
Economía12-10-2001

La resaca del atentado a las Torres Gemelas ha hecho que todas las compañías aéreas del mundo vean muy negro su presente y su futuro. La crisis, ya más que patente, afecta de pleno a las compañías españolas. Iberia no ha podido soportar la presión coyuntural y Spanair le sigue de cerca.

El descenso en un 18 por ciento de la demanda, el incremento de los seguros, la competencia desleal de EE.UU. y los 20.000 millones de pesetas perdidos en los cinco días que el espacio aéreo de EE.UU. permaneció cerrado han sido demasiados factores negativos para la primera compañía aérea española. Las soluciones a esta compleja situación han sido aprobadas ya por el Consejo de Administración de Iberia. Pasan por el despido de alrededor de 3.000 trabajadores, el recorte de 50.000 horas de vuelo y la posible supresión de algunas rutas como la que cubre el trayecto Barcelona - Nueva York o las que unen la península con Canarias y Baleares. También se contempla la reducción en la frecuencia de algunos vuelos. Durante esta semana el Consejo de Administración se reunirá con los sindicatos de la empresa para negociar en especial el asunto de la reducción de empleos. La finalidad del diálogo es que las medidas resulten lo menos traumáticas posible, esto se hará recurriendo a prejubilaciones y a bajas incentivadas. Por su puesto, la contratación de nuevos trabajadores queda paralizada. Las cifras negativas han estropeado también planes de futuro. Iberia tenía en proyecto aumentar su flota con la compra de nuevos aviones, pero de momento habrá que esperar. Su directa competidora en España, Spanair, también ha acusado la mala racha por la que pasa el sector. Sin embargo no piensa en reducir su plantilla formada por 3.100 trabajadores. La empresa mantiene que al haberlos formado, el prescindir de ellos supone un coste que no se pueden permitir desaprovechar. Las medidas que adoptará Spanair serán las de congelar las frecuencias menos rentables y suspender algunas rutas. Al menos, de momento, los trabajadores pueden respirar tranquilos.