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BALONMANO

Dujshebaev se estrenó con la Supercopa de Europa

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura3 min
Deportes27-11-2005

Aunque considera favoritos a los campeones de la temporada anterior, el San Antonio y el Barcelona -según sus palabras, “el mejor equipo del mundo”-, Talant Dujshebaev ha mantenido el nivel competitivo del Ciudad Real y consiguió su primer título como entrenador. El Magdeburgo, sorprendente finalista, no pudo sino resistir cuanto pudo a un conjunto manchego que fue superior.

El Balonmano Ciudad Real demostró una gran fortaleza, plasmada sobre todo en una defensa muy intensa, en la que destacó el buen nivel de los porteros Arpad Sterbik y José Javier Hombrados. Pero además del trabajo de preparación por parte de Dujshebaev, también destacó la capacidad del ex jugador de origen soviético para leer los partidos y adelantarse a la respuesta de sus rivales, que no pudieron romper la concentración del equipo manchego. En ataque, a pesar de que Julio Fis estuvo discreto, el acierto del esloveno Sergej Rutenka no bajó el nivel de la primera línea. La finura de Olafur Stefansson, además de reportar goles, deparó oportunidades para un Rolando Uríos muy trabajador en el pivote. Además, el trabajo de los extremos David Davis, el sueco Jonas Källman y el croata Mirza Dzomba consiguió encontrar siempre soluciones para abrir las defensas del Barcelona y el Magdeburgo. Los alemanes disputaron la Supercopa en condición de subcampeones de la Copa EHF -por la desaparición del Tusem Essen- y sin algunas de sus figuras, como el francés Joël Abati y el excéntrico internacional alemán Stefan Kretzschmar. Sin embargo, el trabajo de desde el banquillo de Alfred Gislason -alabado por Dujshebaev- consiguió, sobre todo en la semifinal, mantener un buen orden defensivo. La inspiración del ruso Oleg Kuleschow y la potencia en la primera línea del lateral polaco Karol Bielecki demostraron que el Magdeburgo no venía como simple invitado. Sin embargo, sin Kuleschow, perdieron en la final gran parte de sus posibilidades de romper la iniciativa que llevó el campeón. El Barcelona, tal y como reconoció su técnico, Xesco Espar, está todavía “un punto por debajo“ de sus rivales directos en la liga Asobal, el San Antonio de Pamplona y el propio Ciudad Real, su verdugo en semifinales. Lastrado por el mal estado físico de los croatas Igor Vori y Davor Dominikovic, que aún acusan la disputa de la Supercopa de Naciones y lo apretado del calendario -Espar no ha podido acumular entrenamientos y recuperarlos-, el vigente campeón de Europa, con todo, mostró una carencia evidente en la dirección del juego cuando tuvo que ir con el marcador en contra. Sólo con el central Joan Cañellas, como solución de urgencia ante la baja de Íker Romero, el Barça encontró un canalizador para una primera línea potentísima con el propio Romero, el francés Jerôme Fernández, el danés Lars Jeppesen y el húngaro Lazslo Nagy. Pese a ser el anfitrión y disputar la Liga de Campeones, el Ademar de León acusó el bajo momento de forma de sus teóricos líderes, pese a las ganas que demostró Raúl Entrerríos, y sobre todo, de los porteros. La actitud no bastó para suplir la aportación, demasiado escasa, del noruego Kristian Kjelling y, en menor medida, del cubano Ivo Díaz. Manolo Cadenas lo achacó a la acumulación de partidos, que “nos pasa factura y no hemos sido capaces de sacar otros recursos”. Tampoco en el encuentro por el tercer puesto consiguió superar el factor sicológico de verse por detrás en el marcador.