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FÚTBOL

Aragonés sigue sin conjuntar la ‘furia roja’

Por La Semana.esTiempo de lectura3 min
Deportes12-10-2005

El pase al Mundial, a expensas de la repesca contra una desconocida selección eslovaca, se ha fraguado en la condición de invicto del combinado español. Sin embargo, los empates en casa contra los equipos balcánicos –Serbia y Montenegro, Bosnia-Herzegovina– y la debilidad fuera de casa han dejado claro que la fórmula de Luis Aragonés no acaba de ser la idónea.

Desde que Luis Aragonés llegó al banquillo, tras la decepcionante actuación en la Eurocopa de Portugal –donde cayó eliminada en la primera fase– con Iñaki Sáez al frente, España se mantiene invicta. Sin embargo, un vistazo a los resultados de la fase de clasificación para el Mundial de 2006 revela que el conjunto español ha sufrido mucho contra rivales a priori más débiles: tanto Bosnia como Serbia fueron capaces de evitar salir derrotados en sus visitas a España, e incluso un equipo correoso como Lituania hizo sufrir a la selección. La disposición defensiva de estos tres equipos dejó en evidencia la fragilidad de la mentalidad española, con un equipo demasiado ansioso en ocasiones por querer resolver los partidos antes de tiempo y poco paciente para explotar los resquicios que pudieran dejar sus rivales de turno. Tan sólo las relativas facilidades que le dieron un equipo con ciertos aires ofensivos en su planteamiento, como Bélgica, y un rival claramente inferior, San Marino –el único de toda la zona europea que no ha sumado un solo punto–, permitieron a España sumar un colchón de puntos suficiente para ser segunda de grupo. Las victorias contra Bélgica y San Marino, en casa, pusieron a España con una perspectiva favorable en sus primeros encuentros, a pesar de no poder pasar del empate en sus visitas a Bosnia y Lituania. Sin embargo, la primera piedra de toque en Serbia, un conjunto con una defensa casi perfecta –tan sólo encajaría un gol en diez partidos– reveló que el camino hacia el Mundial de Alemania no sería tan fácil como se había previsto. Los siguientes partidos en casa, saldados con una complicada victoria y un empate agónico contra Lituania y Bosnia, confirmaron el desequilibrio del combinado de Luis Aragonés, poco conjuntado pese a contar con buenos jugadores en el capítulo individual. El nuevo empate contra Serbia hizo escapar la última ocasión de ser líder de grupo por méritos propios, y los últimos partidos contra Bélgica y San Marino, aun siendo a domicilio, se convirtieron en un mero trámite, ya que no se produjo un fallo del equipo serbomontenegrino. La estabilidad de la línea defensiva, con sólo tres goles encajados, ha sido uno de los puntales del equipo español. Con Asier del Horno y Míchel Salgado consolidados en los laterales, y con un ramillete de centrales solventes –Carles Puyol, Juanito Gutiérrez, Pablo Ibáñez, Carlos Marchena, Sergio Ramos e Iván Helguera–, aunque un tanto escasos en la capacidad para sacar el balón jugado, las mejores opciones en la medular han pasado por la visión de juego que aportan hombres como Xavi Hernández, José María Gutiérrez, Guti, Xabi Alonso e Iván de la Peña, complementados en tareas defensivas por David Albelda y Pablo Orbaiz. La proyección ofensiva de jugadores como Luis García, José Antonio Reyes, Joaquín Sánchez y Vicente Rodríguez en los extremos, sin embargo, ha sido un factor desaprovechado en ataque. La dificultad de los delanteros españoles para marcar ha sido evidente: España carece de un rematador consolidado, un puesto para el que ni Fernando Torres ni Fernando Morientes han mostrado consistencia suficiente. Así, hombres como Albert Luque, Raúl González y Raúl Tamudo se han visto obligados a sacar las castañas del fuego en partidos que se presentaban a priori accesibles, pero que acabaron por resultar a cual más agónico.