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CATÁSTROFE METEOROLÓGICA

El mundo, pendiente de las inclemencias del tiempo

Por Elena R. BlázquezTiempo de lectura2 min
Sociedad03-09-2005

Aún conmocionados por el devastador huracán Katrina, el mundo asistía de nuevo a la amenaza de otro tifón, Talim. Sólo en Taiwán este fenómeno meteorológico ha dejando tras de sí al menos dos muertos y treinta y nueve heridos.

La mayoría de las víctimas fueron golpeados por objetos que arrastraban los vientos huracanados a 227 kilómetros por hora), además de inundar 8.600 viviendas. Cerca de 1.300 personas tuvieron que ser evacuadas ante el peligro de derrumbamientos de tierra. Ahora, Talim está en China, de donde más de 800.000 personas han sido evacuadas en las provincias orientales de Fujian y Zhejiang, obligando al cierre de escuelas y aeropuertos. Además, el Centro Nacional de Huracanes está emitiendo advertencias sobre la tormenta tropical María, una extensa pero desorganizada área de mal tiempo que se está extendiendo desde Florida (Estados Unidos) hacia el este a través de las Bahamas. En Florida ya han vivido muchas veces esta situación. Antes de que el fatídico Katrina arrasara la costa este de Estados Unidos, el verano pasado cuatro huracanes asolaron este estado en sólo seis semanas. El primero fue Charley, el 13 de agosto, cuyos vientos de 233 kilómetros por hora causaron la muerte a 15 personas. Días después, el 5 de septiembre, el huracán Frances dejó sin electricidad a casi dos millones de personas, obligó a evacuar a 2,5 millones y provocó que el Gobierno de Estados Unidos declarara zonas de "desastre mayor" en cinco condados. Iván, de categoría 5 -la máxima según la escala de Saffir-Simpson-, provocó vientos de hasta 260 kilómetros por hora e intensas lluvias, dejando al menos 70 muertos en el Caribe, en su camino hacia Florida, a donde llegaría el 16 de septiembre. Por último, el 25 de septiembre, Jeanne causó la muerte a seis personas y unas pérdidas de entre 7.000 y 15.000 millones de dólares. Sin embargo, el director del Centro de Salud Pública de la Universidad estatal de Luisiana, Ivor van Heerden, ha comparado a Katrina con algo peor, el tsunami del sur de Asia en términos de daños. En aquélla ocasión, el 26 de diciembre, una cadena de maremotos, provocados por el seísmo que llegó a los nueve grados en la escala de Richter, provocó olas gigantes metros y borró del mapa, horas después, las idílicas islas, playas y poblaciones, en las costas de Tailandia, Indonesia, La India, Sri Lanka y los países del sureste asiático, que quedaron sumergidas en una densa capa de lodo, agua y cadáveres. Los de cerca de 290.000 personas, según la cifra oficial. Más cercanas en la memoria tenemos las inundaciones que anegaron el centro de Europa a mediados del pasado mes de agosto. Las lluvias han causado al menos siete muertos -tres en Austria, cuatro en Suiza y uno en Bulgaria-, cientos de evacuados y han obligado a cerrar varias autopistas y servicios ferroviarios.