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AFGANISTÁN

La violencia aumenta antes de las elecciones

Por Álvaro LealTiempo de lectura2 min
Internacional31-07-2005

Las fuerzas de Estados Unidos y del Gobierno afgano han estado respondiendo a un aumento de la violencia extremista antes de las elecciones parlamentarias del 18 de septiembre.

Los combates en Deh Rawud siguieron a un enfrentamiento en el mismo distrito el pasado lunes, en el cual seis soldados afganos y uno estadounidense resultaron muertos. Un portavoz talibán confirmo la pérdida de un depósito de municiones y la baja de cuatro talibán, agregando que más de 20 soldados afganos y estadounidenses habían muerto. El Ejército nacional dijo que había matado a 11 insurgentes al oeste de Deh Rawud, donde resultaron muertos un soldado afgano y otro estadounidense. Otro soldado de Estados Unidos resultó muerto en la provincia de Helmand, al sur del país, y un jefe de Policía resultó muerto durante la noche. Según fuentes policiales un candidato electoral murió cuando su vehículo pasó sobre una mina en la provincia de Paktika, en el sureste de Afganistán. La violencia llega tras una grabación divulgada en Afganistán en la que un fugitivo líder talibán, el mulá Omar, ha pedido a los rebeldes afganos que se unan contra la ocupación extranjera y continúen luchando. Latifulá Hakimi, que se declara portavoz de los insurgentes afganos, dijo que Omar ha dividido a Afganistán en dos zonas de guerra -Este y Sur- para hacer a sus guerrillas más efectivas. Además, el supuesto líder rebelde pide a los mulás (clérigos musulmanes) que apoyen a los talibán y no actúen sólo por sus intereses personales. La Comisión Europea enviará a Afganistán en los próximos días a 13 observadores, número que se incrementará de forma gradual hasta incluso más de un centenar de expertos conforme se vaya acercando la jornada electoral. Además, Afganistán y Pakistán aseguraron en una reunión que cooperarán extensivamente para combatir el terrorismo en la región y garantizarán la seguridad para las elecciones. En rueda de prensa, los representantes de los dos países reafirmaron su compromiso para acabar con el extremismo islámico que se ha recrudecido sobretodo en Afganistán en los últimos tres meses, en los que han fallecido más de 700 personas, entre ellas, civiles, insurgentes y soldados afganos y estadounidenses. También se anunció una subvención de 100 millones de dólares para próximos proyectos entre Pakistán y Afganistán. Más de un millar de personas se manifestaron el pasado jueves en el exterior de la base estadounidense de Bagram, en las proximidades de Kabul, para reclamar la puesta en libertad de seis habitantes locales detenidos en una redada. Unos pocos manifestantes lanzaron piedras contra las puertas de la base, vigilada por soldados afganos, pero no provocaron heridos. Los responsables militares estadounidenses decidieron reducir la tensión y entregaron a las autoridades locales a los seis habitantes acusados de ser fabricantes de bombas para los rebeldes. El nacionalismo afgano está molesto por la visible intención de EE.UU. de permanecer en el país, así como la poca independencia económica que presenta Afganistán, por ejemplo en su reconstrucción.