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ALEMANIA

Las elecciones anticipadas alemanas provocan inestabilidad política

Por Dania MullerTiempo de lectura1 min
Internacional24-07-2005

El presidente alemán, Horst Köhler, ha aceptado la propuesta del canciller, Gerhard Schröder, y tras disolver el Parlamento ha convocado unas elecciones anticipadas para el 18 de septiembre. Es probable que tras esas elecciones Alemania tenga a su primera canciller mujer.

Schröder ha confirmado que volverá a ser el candidato del Partido Social Demócrata. El canciller ha declarado que participará con toda su fuerza y su energía en la campaña por la reelección, pues "las reformas están dando los primeros resultados, Alemania va por buen camino y cada vez más gente se da cuenta de ello". El principal oponente de Schröder en las elecciones es Angela Merkel, candidata por el Partido Democristiano, que por ahora va ganando en las encuestas por al menos, 15 puntos de ventaja, lo que convertiría a Merkel en la primera canciller en la historia de Alemania. Los democristianos ganaron las pasadas elecciones regionales del 22 de mayo que mostraron el desacuerdo de la población alemana con su Gobierno. Pero no todos han estado de acuerdo en adelantar las elecciones. Dos diputados alemanes insistieron en su decisión de impugnar ante el Tribunal de Garantías Constitucionales la decisión del presidente de disolver el Parlamento y convocar a elecciones anticipadas. La socialdemócrata Jelena Hoffmann y el verde Werner Schulz, ambos de la coalición gubernamental, habían anunciado su propósito poco después de que el canciller anunciara su intención de pedir un voto de confianza parlamentario, para perderlo. Schröder argumentaba carecer de una mayoría sólida en la Cámara Baja que le permitiera gobernar hasta el final de la legislatura, en septiembre de 2006, y convenció de ello al presidente Köhler. El Canciller encuentra dificultades dentro de la alianza de socialdemócratas y verdes para llevar adelante su proyecto de reformas socioeconómicas conocido como Agenda 2010. Esta política neoliberal contempla recortes en las prestaciones sociales y una mayor flexibilización laboral, con el supuesto propósito de reanimar la economía alemana y reducir el desempleo. El paro afecta a más de cinco millones de alemanes.