FÚTBOL
Sólo podía perder uno, y fue el Éibar
Por Jesús Alonso3 min
Deportes20-06-2005
El final de Liga en Segunda División fue de infarto. Tras el frustrado ascenso del Celta a falta de dos jornadas, tres equipos se jugaban las dos últimas plazas de ascenso. Aunque no se trataba de Los inmortales, sólo podía quedar uno fuera y ése fue el Éibar, el único que no dependía de sí mismo. Mientras, Cádiz y Celta saboreaban las mieles del triunfo en compañía del Deportivo Alavés, ya ascendido la jornada anterior.
Alavés El Alavés del -cuanto menos- atípico Dimitri Piterman partía con todas las condiciones necesarias para ascender. Un buen presupuesto, semejante a los de Primera y una plantilla con jugadores de renombre en todas las líneas: Roberto Bonano en la portería, Óscar Tellez en la defensa, Enrique de Lucas y Luis Carreras en el centro del campo, y una delantera con mucho gol, comandada por Rodolfo Bodipo y Rubén Navarro, que sumaron 32 tantos, más de la mitad del equipo vitoriano. El equipo entrenado por Chuchi Cos se ha caracterizado por un orden férreo en todas sus líneas y un equilibrio entre jugadores de talento y hombres correosos, con capacidad de trabajo y sacrificio para el resto. Con esa base y una gran regularidad tanto en Mendizorroza como lejos de su feudo, el resultado es un Alavés de Primera. Cádiz El conjunto de Víctor Espárrago, después de un inicio bastante irregular, le cogió pronto el ritmo al ascenso de categoría. Aunque los gaditanos habían empezado a verle las orejas al lobo, con algunas derrotas sorprendentes en el Ramón de Carranza, contra equipos no del todo complicados a priori, en las últimas jornadas, la gran campaña fuera de su estado del conjunto amarillo dejaron a los de la tacita de plata con la sartén por el mango. Armando Riveiro, actual Zamora (portero menos goleado) de la categoría, ha sido decisivo en la conquista del objetivo del Cádiz, que vuelve a Primera después de dos décadas de su último ascenso, mientras que hombres como Matías Pavoni, Jonathan Sesma y el veterano Oliverio Álvarez, Oli, con su oficio y olfato goleador, devuelven al Cádiz a lo más alto. Celta Los vigueses, tras interponer un recurso a la pérdida de los tres puntos conseguidos contra el Xerez por alineación indebida, y después de haber fallado en Balaídos, en un choque trascendental contra el Éibar, despertaron del mal sueño y no dejaron escapar la ocasión de volver a Primera. Fernando Vázquez apostó por el ataque durante toda la temporada y la táctica no ha sido baladí, ya que -pese a que durante buena parte de la temporada el juego no terminó de cuajar y muchas de las victorias tuvieron una dosis de fortuna-, en no pocos partidos la actitud ha dado oportunidad de tomar el mando en el marcador. Gracias en parte al trabajo de Everton Giovanella -pese al disgusto de un positivo por nandolona- en la medular, y arriba con un gran número de delanteros en racha, como el griego Zisis Vryzas -incorporándose desde la defensa-, el medio punta Alejandro Castro, Jandro, pero sobre todo, el uruguayo Ernesto Canobbio, y un rejuvenecido Juan Sánchez -que contaron con la ayuda de un goleador experimentado en Segunda, Jesús Perera- han permitido al Celta terminar la temporada pudiendo entonar la Rianxeira. Éibar El más veterano de los equipos de la categoría -se mantiene en Segunda desde 1988- ha regalado una temporada magnífica a la afición de Ipurúa, después de muchos años de apuros por conservar la categoría. Los hombres de José Luís Mendilíbar, que fueron la gran sensación de la primera parte de la temporada -luego acusaron un pequeño bache que les ha terminado por costar el ascenso-, tuvieron a Joseba Llorente y sus 16 goles como mayor exponente. La buena disposición de las líneas defensiva y de contención permite al Éibar, en una de sus cualidades ya conocidas, ser uno de los equipos menos goleados de la segunda división, con Gorka Iraioz, como cuarto portero menos batido, y con un papel importante del veterano Antonio Karmona, que se retira sin poder celebrar el ascenso del conjunto armero: aun así, la temporada ha sido más que meritoria.