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BALONCESTO

CSKA de Moscú: más que dinero

Por Pablo Malo de Molina (acb.com)Tiempo de lectura3 min
Deportes08-05-2005

Pese a no lograr el título, el CSKA Moscú es el club del momento en Europa. Su inversión millonaria, su moderna estructura y la extraordinaria serie de triunfos de esta temporada le avalan. Sin embargo, el CSKA es mucho más que un montón de dinero: es una organización de club y una estructura deportiva que ha permitido a la entidad convertirse en un fenómeno social en Moscú y en una apisonadora deportiva, al menos hasta el momento, en Rusia y Europa.

“Tenemos probablemente el presupuesto más alto de la historia, pero buena parte de él se destina a la organización de la Final Four”, afirma Sergey Kushchenko, director de operaciones del CSKA de Moscú. Su llegada hace tres temporadas, tras haber hecho campeón de Rusia al Ural Great con un innovador modelo de negocio, cambió de punta a cabo la fisonomía del CSKA, al que ha convertido en un grande en Europa, no sólo en el aspecto deportivo –tras jugar tres Final Four consecutivas– sino en el aspecto económico. Kushchenko explica que “cuando llegué ya había compañías invirtiendo en el equipo de baloncesto, pero las pusimos en orden y conseguimos nuevas inyecciones económicas”. Detrás del CSKA de Moscú está la figura –en una lista larga y creciente– del mecenas Mikhail Prokhorov, director ejecutivo la primera productora mundial de níquel y paladio, una empresa que preside el multimillonario Vladimir Potanin –a quien la revista Forbes atribuye una fortuna de 5.400 millones de dólares–. En cambio, Roman Abramovich no tiene relación alguna con el club de baloncesto y se limita a aportaciones al club de fútbol, claramente diferenciado. Pese a las inversiones privadas, Kushchenko insiste en que “también hemos tenido mucho más éxito vendiendo el producto CSKA: importantes acuerdos publicitarios, afluencia al pabellón, vías de negocio, etc…”. El CSKA de Moscú, al contrario que ha sucedido en muchas ocasiones con grandes inversiones en Europa, está construyendo un club modelo alrededor de un gran equipo de baloncesto. Una inversión decidida El club moscovita posee una larga lista de empleados que generan nuevas vías de ingresos y ayudan a que el CSKA “esté de moda” en la sociedad rusa. Según señala el Kushchenko, “ir a ver al CSKA sirve de presentación en sociedad: presentas a un acompañante, tu nuevo coche, haces negocios, etcétera”. La alta sociedad acude cada vez en más número a ver al equipo de baloncesto, que ha multiplicado la asistencia de espectadores. “Hemos conseguido que la gente no venga sólo a ver baloncesto, sino que también participe y sean testigos de un espectáculo”, señala. El director de operaciones ha promovido unos espectáculos de luz, vídeo y sonido únicos en acontecimientos deportivos en Europa. Asimismo, el CSKA cuenta con el grupo de cheerleaders Red Foxes, considerado el mejor del continente. El ‘show’ irá a más. El CSKA planifica un nuevo complejo en el que “queremos dar un entretenimiento global, que una familia pueda ir al cine con los niños, luego a un CSKA-Real Madrid, por ejemplo, y acabar cenando en el mismo recinto”. Una fuerte inversión En cualquier caso, el CSKA Moscú sigue trabajando en mejorar y para ello ha visitado el All-Star de la NBA y, más recientemente, las oficinas de la Euroliga y de la ACB en Barcelona. “La visita a la ACB fue completamente satisfactoria y confirmó lo que pensaba; todo está muy bien organizado ahí, en un solo lugar se tienen todos los servicios y todo de manera muy seria”. El CSKA Moscú ha invertido mucho dinero y recursos en construir un equipo ganador para la Final Four, pero ¿qué pasará después? “Dependerá en buena medida de lo que suceda esta temporada, pero el nivel deportivo no va a descender”. Kushchenko se congratula, además, de la apuesta decidida del club por las categorías inferiores, con un equipo junior que arrolla allá donde juega, jugadores cedidos en seis equipos de la liga rusa y, en resumen, jóvenes de mucho futuro con posibilidades reales de llegar al primer equipo en un futuro cercano.