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BALONCESTO

Vitoria, el final de un ciclo

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura2 min
Deportes08-05-2005

Con el premio de disputar la Final Four y optar a ganar la Liga ACB, en la que ostenta el liderato en la primera fase, el Baskonia se enfrenta a los que pueden ser últimos meses de un proyecto que, en los cinco años del serbio Dusko Ivanovic al mando, se ha consolidado en la elite europea.

Los ojeadores de la NBA, tras la experiencia favorable del argentino Andrés Chapu Nocioni, consolidado en los Chicago Bulls, no han dudado en tantear al equipo vitoriano. Luis Scola, avalado por su compatriota Manu Ginobili, ha sido pretendido y aterrizará en Texas para complementar en la pintura a la estrella de San Antonio, Tim Duncan. Pero también se sigue desde hace algunas temporadas al brasileño Tiago Splitter, de 20 años, candidato a jugador revelación de la temporada y con unas condiciones atléticas muy similares a las de Pau Gasol. Otro de los más deseados es el base José Manuel Calderón, de 23 años, con unas condiciones físicas portentosas, una agresividad defensiva descomunal y una buena capacidad de dirección. La última de las joyas de la corona es el lituano Arvidas Macijauskas, que en sus dos temporadas en el Tau ha pasado de ser un grandísimo tirador –uno de los apelativos de Macas es la muerte silenciosa, por su aspecto tímido– a sacrificarse por el equipo. De los cuatro, es quizá el que menos opciones tenga de recalar a corto plazo en la NBA. Pero en Vitoria nadie duda de que el culpable de la progresión de estos jugadores es Dusko Ivanovic. El serbio, un entrenador muy exigente con la intensidad que requiere a los jugadores –éstos reconocen que juegan “al 120 por ciento”–, ha provocado que algunos de ellos, como el francés Laurent Foirest, no quisieran renovar sus contratos. Pero lo cierto es que Ivanovic, en la medida en que han influido las lesiones, ha conseguido un bloque durísimo en defensa y muy compensado en ataque. En ese sentido, el acierto de la secretaría técnica del Baskonia y el olfato del presidente del club, Josean Querejeta, para fichar a jugadores poco conocidos, como ocurrió en su momento con Macijauskas, han quedado de sobra demostrados. Ya en su primera temporada, la 2000-2001, Ivanovic logró alcanzar el éxito en Europa, aunque el equipo vitoriano, con los lituanos Mindaugas Timinskas y Saulius Stombergas, no pudo en el playoff final de la Euroliga con el Virtus de Bolonia, en el que destacó el argentino Ginobili. El mejor año de la historia del club fue 2002, con el doblete de Copa y Liga. Con un rendimiento estelar de los pívots Fabricio Oberto y Dejan Tomasevic, el alma del equipo fue el base Elmer Bennett, mientras que el francés Laurent Foirest aportó carácter y puntos a la línea exterior. La siguiente temporada, con una nueva dupla interior –el estadounidense Rashard Griffith y el argentino Rubén Wolkowyski–, el equipo sólo pudo ser finalista de Copa, aunque se mantuvo entre los cuatro mejores en la ACB. En 2004, Querejeta acometió una profunda renovación, con la llegada de Calderón y el argentino Pablo Prigioni como bases y Macijauskas. Sin embargo, la eclosión de los argentinos Scola y Noción fue clave para ganar, en Vitoria, la Copa del Rey.