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JUAN PABLO II

El cónclave comenzará el 18 de abril con 115 miembros cardenales

Por Elena R. BlázquezTiempo de lectura2 min
Sociedad10-04-2005

Dos días después de la muerte de Juan Pablo II comenzaron las primeras reuniones de la Congregación de Cardenales, que se cita desde el lunes 4 de abril, con dos excepciones, el viernes 8, que se interrumpió para el funeral de Karol Wojtyla y el domingo 10, que tampoco se celebró. Sí que hubo encuentro de cardenales el pasado sábado 9, día en que se tomaron decisiones importantes.

Los miembros de la Congregación de Cardenales no mantendrán ningún contacto más con la prensa. Así lo decidieron por unanimidad en la sexta reunión de la Congregación, celebrada el sábado a las 10 horas. Estas reuniones preparatorias de los cardenales aseguran que estén dispuestos todos los aspectos necesarios para el buen funcionamiento del cónclave, que comenzará el día 18. En ellas, el Camarlengo Eduardo Martínez Somalo, oye el parecer del Colegio y le transmite las comunicaciones que sean necesarias. El Camarlengo ha tenido también que disponer lo que se precisaba para las ceremonias posteriores al entierro del difunto Pontífice, que se celebran durante nueve días consecutivos. Son los nueve días siguientes al fallecimiento de un Papa y se conocen como novemdiales. De momento, ya se conoce el programa establecido para el primer día. El lunes 18 a las 10 se celebrará en la Basílica de San Pedro la misa Pro eligendo Pontefice, a la que ha sido invitado el Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede. Por la tarde, el cónclave comenzará formalmente a las 16.30 horas, cuando los miembros del Colegio Cardenalicio se dirijan a la Capilla Sixtina para celebrar las votaciones. El cuerpo de electores queda formado por 115 miembros, al confirmarse la ausencia por enfermedad del filipino Jaime Sin, arzobispo emérito de Manila, y del mexicano Adolfo Suárez Rivera, arzobispo emérito de Monterrey. Tampoco podrá asistir el cardenal in pectore, nombrado en secreto por el difunto pontífice en 2003, ya que el Papa no reveló en vida la identidad del designado y ese nombramiento ha dejado de ser válido. Durante el periodo de elección, los purpurados deben vivir en el Hospicio de Santa Marta sin tener contacto con el mundo exterior, y no podrán revelar ningún detalle, so pena de excomunión. Algunos purpurados habían concedido entrevistas o realizado declaraciones. En 1996, Juan Pablo II aconsejó a quienes deben elegir a su sucesor que cuando llegara el momento "no se dejaran llevar por simpatías o aversiones". Los medios de comunicación como grupos de fieles organizados suelen tratar de influir en los cardenales hacia uno u otro candidato. Asimismo el Vaticano ha pedido a la prensa que respete esta resolución.