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JUAN PABLO II

La mayor peregrinación de la historia de Roma

Por Alfredo L. ZamoraTiempo de lectura3 min
Sociedad08-04-2005

Desde que las puertas de la Basílica de San Pedro se abrieron al público en la tarde del lunes 4 de abril, una gran marea humana inundó las calles de Roma y del pequeño estado Vaticano para poder ver las exequias de Juan Pablo II y darle un último adiós. La peregrinación culminó con el gran funeral celebrado el viernes 8 de abril y que llegó a reunir a cuatro millones de fieles.

El tráfico de las calles más céntricas de Roma tuvo que ser cortado y las estaciones de metro más cercanas al Vaticano se cerraron. Una marea humana cubrió en cuestión de minutos la Plaza de San Pedro y la Vía de la Conciliazione hasta el río Tiber, donde la muchedumbre se tuvo que repartir por las calles adyacentes mientras hacían cola para despedir a Juan Pablo II. Según datos facilitados por la Santa Sede, Roma ha recibido aproximadamente medio millón de personas al día, número mucho más elevado al habitual, que ronda entre las 10.000 y las 15.000 personas. Algunos fieles tuvieron que aguantar más de doce horas de espera en la cola, algunos incluso más, para recorrer los aproximadamente cinco kilómetros de cola y pasar apenas unos segundos frente a los restos mortales de Juan Pablo II. Cánticos, oraciones y gritos en alabanza hacia Karol Wojtyla inundaron las calles romanas. Peregrinos de todos los puntos del planeta rompieron su rutina y dejaron sus obligaciones diarias de lado para poder despedir al Papa que ha marcado un antes y un después en la historia de la Iglesia. Se ha estimado que en total se haya superado la cifra de cuatro millones de fieles que se han reunido en Roma con un único fin y un único sentimiento. La afluencia fue tan masiva que la policía tuvo que pedir a la gente que no se uniera a la larga fila de fieles que esperaban ver las exequias de Juan Pablo II, y tuvieron que cerrar con vallas el final de las colas para que nadie más pudiera sumarse. Había tal cantidad de fieles que en los días en los que permanecería el cuerpo expuesto al público no daría tiempo a que pasaran todos ellos. El viernes 8, día del funeral, aproximadamente 300.000 personas cubrieron la Plaza de San Pedro arropando a Karol Wojtyla en el día de su entierro, clamando sin descanso "Santo subito" ("de inmediato santo"). Además, se instalaron pantallas de televisión en las plazas romanas y en el Circo Máximo, lugares donde miles de jóvenes se reunieron para presenciar la ceremonia. A este gran número de fieles se unieron los mandatarios de 138 países del mundo y líderes de las principales religiones del mundo. Todos dando muestra de la mezcla de nacionalidad, fe y cultura que Juan Pablo II predicó con su ejemplo durante todo su pontificado. Un funeral al que también se sumaron decenas de millones de personas que tuvieron que ver la ceremonia desde sus hogares por televisión, la escucharon en la radio o la siguieron a través de Internet. El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Joaquín Navarro-Valls, expresó su satisfacción ante la gran actuación de los fieles y los ciudadanos de Roma: "La Santa Sede siente el deber de dar las gracias al gobierno italiano y a la ciudad de Roma por la entrega y la eficiencia a la hora de acoger a los millones de peregrinos llegados a Roma para dar el último saludo a Juan Pablo II y participar en sus exequias".