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REALEZA

Muere Rainiero III, príncipe de Mónaco

Por Mar GarcíaTiempo de lectura2 min
Sociedad06-04-2005

El casino, el Gran Premio de Fórmula 1, el baile de la rosa, yates, negocios, coches de lujo. El brillo del pequeño principado de Mónaco se apagaba el 6 de abril con la muerte de Rainiero III, tras 56 años de reinado. A los 81 años de edad se había enfrentado a un bypass doble aortocoronario en 1994 y a una ablación parcial de un pulmón para extirpar un tumor en el año 2000.

Rainiero murió a las 6.35 de la mañana del miércoles 6 de abril, Rainiero moría en el Centro Cardiotorácico de Mónaco. El 9 de mayo de 1949 comenzaba un reinado, que convertiría a Mónaco, con sólo una superficie de apenas dos kilómetros cuadrados, en un punto de referencia para la clase más alta de toda Europa. Al morir su abuelo, Luis II, Rainiero heredó un pequeño país que pertenecía a la familia Grimaldi desde 1308. Rainiero se ganó el apodo de Príncipe Constructor por conseguir el nacimiento de lo que actualmente es una de las zonas más ricas de toda Europa y un paraíso fiscal. Nuevas construcciones, instalación de industrias y un importante aumento del turismo han sido notas características en estos 56 años de reinado. La Carta Magna monegasca subraya que la sucesión se establezca por orden de primogenitura con prioridad masculina para el mismo grado de parentesco. En el año 2002, Rainiero reformaba la Constitución para rebajar la edad de la sucesión a los 18 años, con lo que la posibilidad de que el nieto de Rainiero, Andrea Casiragi ocupara el trono empezaba a hacerse real. A pesar de los rumores, ha sido el príncipe Alberto de Mónaco, de 47 años, el que ha asumido la regencia. El funeral, que se celebrará el próximo 15 de abril, volverá a unir a la pareja que ocupó cientos de portadas de la prensa rosa. Para muchos, el auge de Mónaco se debe en gran medida a la que fuera musa de Alfred Hitchcock: Grace Kelly. Fue el propio Rainiero quien expresó su deseo de descansar junto a su esposa, fallecida en 1982 a causa de un accidente de tráfico. De momento, los monegascos que deseen despedirse del príncipe, podrán pasar a darle el último adiós en la capilla del palacio. Sólo podrán recogerse ante los restos mortales los monegascos de nacionalidad o residentes, previa justificación de su condición, y el cuerpo diplomático. Desde que trascendió la noticia, el luto que ya cubría la ciudad por la muerte del papa Juan Pablo II, se hizo más intenso. Las banderas hondeaban a media asta y de ellas colgaban crespones negros. Muchos negocios y casinos cerraban sus puertas y lo volverán a hacer el día del funeral.