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CRISIS ECONÓMICA

Las bolsas europeas se desmoronan sin la guía de Wall Street

Por Gema DiegoTiempo de lectura1 min
Economía14-09-2001

Cuando las Torres Gemelas de Nueva York se derrumbaron, los principales índices de las bolsas europeas se precipitaron tras ellas. La economía mundial tuvo que afrontar a partir de ese momento una situación sin precedentes: navegar sin la referencia de Wall Street.

Tras batacazos como el de la bolsa de Francfort, que perdió al cierre un 8,5 por ciento, abrieron las bolsas asiáticas. Éstas, sin tiempo para reaccionar, debieron enfrentarse a pérdidas del 6,6 por ciento en Tokio y 8,8 por ciento en Hong Kong. El euro se apreciaba frente al dólar, y el dinero escapaba hacia valores de renta fija, huyendo de la incertidumbre de la bolsa. Con la sombra del crack de 1929 planeando sobre el mundo, los bancos centrales de Europa y Japón se apresuraron a ofrecer su ayuda, garantizando la liquidez en los mercados y respaldando a la Reserva Federal estadounidense. No en vano, fue la falta de dinero la que, hace casi 72 años, condujo a la economía mundial a una grave crisis por estrangulamiento. Sin embargo, los 80.000 millones de dólares (15 billones de pesetas) aportados por Europa y Japón sólo bastaron para insuflar un poco de aire a las bolsas durante un par de días. Al final de la semana pasada, se pudo comprobar que éstas se desorientan fácilmente sin la brújula de Wall Street, la bolsa de Nueva York. El dinero siguió abandonando el viernes de la semana pasada la renta variable por miedo a que Wall Street abra con pérdidas y arrastre al resto del mundo. De hecho, esta fue la reacción de la bolsa neoyorquina tras el bombardeo a Pearl Harbour en 1941. Las reticencias de los inversores han provocado nuevas caídas, sobre todo en los valores de empresas relacionadas con el turismo y el transporte. El descenso medio de los principales índices europeos ha sido del cinco por ciento, mientras que, en Japón, el índice Nikkei conseguía recuperarse con una subida del 4,1 por ciento. Entre tanto, los índices de la bolsa de Madrid corrían una suerte parecida al resto de las bolsas europeas. El Ibex 35 se desplomaba un 5,82 por ciento, y el Nuevo Mercado casi un 10 por ciento.