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ANIVERSARIO 11-M

Un año en busca de respuestas

Fotografía
Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura3 min
España06-03-2005

Esta semana se cumple un año desde que se produjese el mayor atentado terrorista de la historia de España. Una mañana de marzo, las explosiones de varias mochilas, colocadas estratégicamente en diversos trenes de la Comunidad de Madrid, terminaron con la vida de 192 personas. Un acontecimiento demasiado difícil de digerir a tan solo tres días de unas elecciones generales.

Pero el de Atocha, no era el primer atentado en un país sacudido durante más de tres décadas por el terrorismo etarra. Precisamente, esta circunstancia provocó que, en un primer instante, todas la miradas se fijasen precipitadamente en los culpables equivocados. Sin embargo, a medida que la cifra de muertos aumentaba, aparecían nuevas hipótesis sobre la autoría del atentado. El procedimiento utilizado, una furgoneta con cintas coránicas en su interior, el tipo de explosivo. Finalmente se llegó a la conclusión de que aquel ataque no procedía del terrorismo independentista vasco, sino de algo hasta el momento desconocido: El terrorismo islámico. El mismo que dos años antes sembró el pánico en la gran manzana de Nueva York al atentar contra las Torres Gemelas. Sin embargo, entre aquel 11-S y el 11-M existen diferencias importantes. España, un año después de la tragedia sigue sin poder señalar un culpable directo, mientras que EEUU, desde el principio, situó a Ben Laden en su punto de mira y lo alzó a la categoría de enemigo público número uno. Por su parte, tras el 11-M, son muchos los grupos que han reivindicado el atentado. Un baile de nombres, de implicados, colaboradores, sospechosos detenidos y confidentes que hace imposible, doce meses después, determinar con precisión quien y por qué se ordenó la matanza. Al parecer todo fue obra de un comando que semanas después se inmolaba en un piso del barrio madrileño de Leganés. Sin embargo, distintos especialistas apuntan a que la sofisticación con la que fueron fabricados los explosivos no se corresponde con la escasa experiencia de el Chino, el Tunecino y compañía. Un año después aún quedan demasiadas dudas sin resolver. El 11-M tuvo, desde el principio, distintos puntos de vista que a su vez generaron posturas insalvables que contribuyeron a una división como hacia tiempo que no se recordaba. División entre la clase política. Con motivo de los atentados y con el pretexto de investigar todo lo que sucedió antes, durante y después del 11 de marzo, se creo que una comisión parlamentaria. Seis meses de trabajo después, dicha Comisión de Investigación dejó declaraciones para el recuerdo, comparecencias históricas como las de Aznar o la Zapatero, pero pocas respuestas que ayudasen despejar incógnitas. División entre los medios de comunicación que tendieron posicionarse en diferentes tesis generalmente confrontadas. Y por último división también entre las víctimas, las del 11-M por un lado y las de ETA por otro. Sin embargo no todo lo acontecido tras los atentados ha sido negativo. Precisamente las victimas, verdaderos afectados de la masacre, se vieron acogidas desde el principio por el Gobierno que puso todos los medios a su alcance. Pero sobre todo fueron acogidas por toda una sociedad que aquellos días volvió a dar una lección de civismo al mundo y a los asesinos. Casi sin tiempo para secarse las lágrimas, España tomó las calles para demostrar su solidaridad con los afectados. La respuesta de un pueblo que un año después no olvida. Como se gritó en aquellos fatídicos días, “¡Íbamos todos, en ese tren!”.