Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

RELIGIÓN

La salud del Papa empeora progresivamente

Por Alfredo López ZamoraTiempo de lectura2 min
Sociedad27-02-2005

A sus 84 años, el Papa Juan Pablo II ingresó por segunda vez en dos semanas en el policlínico Gemelli, de Roma, para que le realizaran una traqueotomía a consecuencia de sus problemas respiratorios. La anterior hospitalización, de más de una semana de duración, fue a consecuencia de una inflamación e infección de la tráquea que debilitó notablemente su estado de salud.

La traqueotomía consiste en introducir una cánula a través de un orificio realizado en la garganta y así hacer más fácil la respiración. Permite llegar hasta los pulmones para retirar la mucosidad del pecho y conseguir que el aire llegue perfectamente a cada pulmón y favorecer la oxigenación de la sangre. Este tubo cuenta con una válvula especial que conseguirá que el Pontífice pueda recuperar la capacidad del habla en tan sólo una semana. "Lo hicieron para favorecer la ventilación, mejorar la eficacia de la respiración al retirar las secreciones de su pecho y así controlar cualquier infección que pueda sufrir", afirmó en Londres el profesor de otorrinolaringología Michael Gleeson. Aún no se sabe cuánto tiempo mantendrá el tubo, aunque esto no constituye un peligro grave. Además, hay que tener en cuenta que a estos problemas al Papa se le suman las consecuencias de parkinson y de la gripe que ha sufrido este invierno y de la cual aún no se ha recuperado plenamente. "Está cansado, ha padecido la gripe durante todo un mes y no puede eliminar sus secreciones mediante la tos, lo que le esta impidiendo curarse de la infección", afirmó Gleeson. Este declive progresivo e imparable de la salud del Pontífice ha hecho que por primera vez en 26 años no pudiera asistir al rezo dominical del Ángelus. Aunque se asomó a la ventana del hospital para bendecir a los fieles que se encontraban en las inmediaciones del policlínico, fue uno de sus ayudantes el encargado de leer en su nombre la bendición en la Plaza de San Pedro. Ante esta crítica situación, y al quedar evidenciado su rápido deterioro físico tras su última hospitalización, las plegarias de cristianos de todo el mundo se están uniendo día tras día por Juan Pablo II para que su guía y ejemplo se recupere rápidamente y pueda seguir transmitiendo ese mensaje de paz que tantos años lleva enviando.