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RELIGIÓN

El Papa se queja de las políticas sociales del Gobierno español

Por Sandra CarreteroTiempo de lectura2 min
Sociedad26-01-2005

El Papa convocó una reunión con obispos españoles para aclarar algunos puntos que no son del agrado del Santo Padre ni de la Iglesia sobre las medidas tomadas por el Gobierno socialista. Según Juan Pablo II en España se está "promoviendo un desprecio hacia lo religioso" porque las decisiones tomadas por el Estado ofenden a la Doctrina Social de la Iglesia.

En dicha reunión, el Papa habló claro a sus discípulos, entre los que se encontraban en cardenal Antonio María Rouco Varela, presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Madrid, para recordarles la postura de la Iglesia ante el concepto que defiende el Gobierno español en materia de educación. Mientras que el Gobierno mantiene una educación laica la Iglesia aboga por la religión católica. El Papa defendía su postura anteponiendo el acuerdo entre España y la Santa Sede que firmaron en 1979 cuando decía a sus obispos que "no se puede prescindir de la enseñanza religiosa en la escuela, con una valoración académica acorde a su importancia". Otra de las acusaciones que el Papa hace a España es su tradición católica que ahora quiere cambiarse por el laicismo: "España es un país de profunda raigambre cristiana. La fe en Cristo y la pertenencia a la Iglesia han acompañado la vida de los españoles en su historia y han inspirado sus actuaciones a lo largo de los siglos". Después llegaron las alusiones a los temas que están siendo más debatidos. La postura que mantiene el Gobierno ante el uso del preservativo y el aborto quedaba clara con manifestaciones del Pontífice, que dijo que "hay que mantener el respeto efectivo por la vida". Tampoco se ponen de acuerdo la Santa Sede en lo que se refiere a la eutanasia, tema candente por la película Mar Adentro, que reabre el debate en torno a este aspecto. Los experimentos con embriones o la nueva normativa sobre bioética y el estudio con células madres amplían la brecha ideológica entre el clero y el Gobierno. En las declaraciones del Santo Padre también tuvo cabida el Plan Hidrológico Nacional. "No se debe olvidar el deber solidario de compartir el uso de un bien común como agua", dijo Juan Pablo II. El Purpurado también se acordó de las diferencias ideológicas que reinan en España cuando el debate político de la Nación se encuentra centrado en el Plan Ibarretxe. El Papa llamó al orden a los españoles y les recordó que "la diversidad de pueblos, con sus culturas y tradiciones, lejos de amenazar esta unidad, ha de enriquecerla desde su fe común".