Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

INVESTIGACIÓN

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme

Por Fernando BoillosTiempo de lectura2 min
Cultura16-12-2004

La localidad de la Mancha donde Cervantes puso a vivir al famoso Hidalgo Don Quijote, hace casi cuatrocientos años en su obra más famosa, no fue otra que Villanueva de los Infantes en la provincia de Ciudad Real. Esta idea la sostiene un equipo de expertos en gran variedad de materias de la Universidad Complutense de Madrid.

Durante más de dos años, un conjunto científico compuesto de diez expertos en las materias de Geografía, Historia, Filología, Sociología, Matemáticas y Ciencias de la Información, ha trabajado duramente buscando responder el acertijo que Cervantes formuló al principio de su novela más famosa. Este equipo de expertos ha sido dirigido y coordinado por el catedrático de Sociología Francisco Parra Luna, el catedrático de Relaciones Internacionales Santiago Petschen y el catedrático de Literatura Española Manuel Fernández Nieto. A lo largo de casi cuatro siglos en los que ha sido imposible resolver el enigma y localizarlo, y aplicando por primera vez una metodología y un estudio exhaustivo de las distintas posibilidades, este grupo de expertos de carácter multidisciplinar ha fijado la mítica localidad manchega en Villanueva de los Infantes. El descubrimiento causó gran sorpresa a los investigadores ya que como ellos mismo dijeron esperaban "una más pequeña y más cercana al Toboso". En una pormenorizada exposición de los pasos seguidos para hallar el famoso "lugar de la mancha", en cuyo trabajo de ubicación se basó en un estudio de distancias y de las coordenadas que la misma novela describe, el catedrático Francisco Parra Luna declaró estar convencido de que la solución que ofrecen es casi definitiva, aunque la seguridad total no existe ya que haban de "hipótesis por escrito". Veintisiete pueblos reales que debían encontrarse, como lo exige el texto cervantino, en el Campo de Montiel, fueron estudiados con detenimiento y confrontados a veinticuatro variables, siguiendo once hipótesis de trabajo y valorando cuestiones que llegan a intentar comprobar la velocidad a la que don Quijote y Sancho cabalgaban a lomos de Rocinante y del rucio. Tras conseguir los resultados obtenidos y aplicando una teoría de sistemas emergentes se ensayaron siete soluciones diferentes, que atendían en su enfoque a distintos criterios como topológica o probabilística, sólo uno de ellos falló mientras que los otros apuntaron sin lugar a dudas a Villanueva de los Infantes.