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SCALA DE MILÁN

El popular teatro milanés se convierte en una referencia mundial

Por Roberto González GarcíaTiempo de lectura2 min
Cultura07-12-2004

Al cabo de tres años de exilio en el Teatro Degli Arcimboldi, construido en estilo moderno como refugio provisional, La Scala vuelve a su histórica sede en el corazón de la ciudad.

La modernización del teatro mediante una gigantesca torre escénica de 56 metros de altura, 18 de los cuales están bajo tierra, permite hacer bajar, como si fuera un montacargas, todo un escenario de ópera y disponer en brevísimo tiempo de otro, que se desplaza lateralmente, completamente despejado, para un concierto o un ballet. El movimiento contrario es igualmente veloz: el escenario plano vuelve a su escondrijo lateral, y el decorado de opera asciende entero desde las profundidades. Esta es una de las principales innovaciones del teatro. El sistema de escenarios intercambiables ayudará a recuperar la inversión de 100 millones de euros en pocos ejercicios, pues permite pasar de 90 a 120 representaciones de ópera por temporada, manteniendo 50 de ballet y 200 conciertos al año. El dinero invertido por el Ayuntamiento y los patrocinadores en estos tres años de trabajo contra reloj, será un multiplicador para la ciudad, que se orienta cada vez más al turismo de cultura y de lujo, y puede repetir, en una platea mucho menor que la gigantesca cávea de La Arena de Verona el "milagro económico" de la llegada masiva de público extranjero. Hace unos días, el presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, realizó una visita a La Scala durante los ensayos y comentó satisfecho que "este teatro dispone ahora de características técnicas que no alcanza ningún otro en todo el mundo". Para inaugurar tan interesante teatro, la obra elegida fue Europa riconosciuta, de Salieri. El maestro Riccardo Muti, director del teatro, basa esta elección en dos razones: en primer lugar, por la historia, pues fue la pieza inaugural de La Scala en 1778. Pero sobre todo, es una apuesta por su autor, Antonio Salieri, maestro de Schubert, Beethoven y Listz, injustamente olvidado y calumniado durante dos siglos, desde las insidias de los salones de Viena hasta las de la película Amadeus de Milos Forman, centrada en la figura de su gran rival. Muti convertirá la gala del día de San Ambrosio, fecha tradicional de apertura de la temporada de La Scala, en una rehabilitación del compositor italiano, al que define como "personaje poderoso en la corte de Viena, masacrado después de su muerte por envidia, y victima de una acusación infame: la de haber envenenado a Mozart". Según el maestro, "traer de nuevo a escena la Europa riconosciuta, que Salieri escribió los 28 años, ayudará a que los estudiosos y el público de todo el mundo vuelvan a interesarse por este compositor".