Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

CRÓNICAS DEL ESPACIO INTERIOR

Mundo real

Fotografía
Por Álvaro AbellánTiempo de lectura2 min
Opinión15-11-2004

Las películas que hoy nos entusiasman hacen vibrar nuestras almas en un gozo al que la vida fuera de la pantalla no nos tiene acostumbrado. Nuestro espíritu encuentra más verdad, bien y belleza en películas como El Señor de los anillos, El último samurai o Troya que en nuestra vida cotidiana. La ficción resulta más verdadera, atractiva y auténtica que la realidad: eso explica nuestro hastío cotidiano y la necesidad de recuperar la épica en el cine. El mundo en que nos ha tocado vivir no propone valores, salvo el todo vale -es decir, que nada vale-. Nos repite que todo es relativo, que no merece la pena luchar por una idea, ni morir por una causa noble -porque, al fin y al cabo, no es tan noble-. El mundo de hoy nos aconseja escapar de compromiso, sostiene que la fidelidad es un valor pasado de moda o, incluso, que el hombre es infiel por naturaleza. El mundo de hoy nos promete una felicidad de consumo y el olvido o la anestesia de cualquier pregunta por el sentido o por la misión que nos ha tocado asumir. Sin embargo, en lo más hondo del corazón del hombre de hoy, algo se revela. Algo que sólo el cine coloca en su lugar, lo resucita y lo hace vibrar hasta que todo el hombre es poseído por aquella esperanza. La esperanza de que la realidad es más valiosa de lo que nos vende el mundo de hoy. La esperanza de que sí existen valores, sí existen una verdad por la que luchar, sí existen causas por las que morir, sí existen hombres y mujeres fieles, y sí que tenemos un papel imprescindible que protagonizar. El cine de hoy nos recuerda que somos seres humanos y nos devuelve a nuestra realidad. En él los personajes ríen, lloran y dan la vida por una misión, una tarea, un objetivo que va más allá de su satisfacción material. En el cine de hoy hay malos y buenos, valores y contravalores, verdades, mentiras y errores y un papel imprescindible para cada persona, un papel que sólo ella puede desempeñar. El cine de hoy encierra más verdad que la vida de hoy. ¿cuándo despertaremos de este mal sueño, escaparemos de Matrix y comenzaremos a vivir en primera persona una vida auténtica en un mundo real?