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Yasir Arafat se debate entre la vida y la muerte

Por Salva Martínez MásTiempo de lectura2 min
Internacional07-11-2004

Lo dijo el viernes pasado Leila Sahid, la representante de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en Francia. Yasir Arafat se encuentra en el hospital Percy de París desde el pasado 29 de Octubre de 2004.

"Estaba prisionero en su cuartel general", así describían tres palestinos de Gaza el último periodo de la vida del rais palestino, Yasir Arafat. Desde hace poco menos de tres años, era considerado por Israel y EE.UU. "como el mayor obstáculo para la paz". Este calificativo que le puso el premier israelí, Ariel Sharon, el 3 de diciembre de 2001, fue el principio del aislamiento político, físico y psicológico que el Estado israelí practicó a Arafat hasta el pasado 29 de octubre, día en que partió a París. Menos de un mes después de aquellas declaraciones, el Ejército israelí rodeó el cuartel general del líder palestino, la Muqata. Una vez se aisló al rais, las posibles soluciones al conflicto israelo-palestino se dieron sin contar apenas o nada con la Autoridad Nacional Palestina (ANP). De esta actividad despalestinizada resulta, por ejemplo, el plan de retirada de las colonias israelíes de Gaza. Robert Malley, ex-consejero de Bill Clinton para los temas de Oriente Próximo y director del programa Oriente Próximo del International Crisis Group, cuenta que en una de sus últimas citas con Arafat el pasado mes de septiembre, "a pesar del estado de ruinoso de la Muqata, ésta desprendía ese aroma del poder". En Palestina, Arafat era y es todavía el poder. Pero la "muerte clínica" anunciada el pasado jueves indica que no lo será por mucho tiempo. Arafat fue el líder de un régimen que simboliza una causa nacional y que ha cambiado la vida del pueblo palestino. "Representa a todos los palestinos", dicen sus seguidores. Como máximo representante de éstos firmó los acuerdos de Oslo. Por el "reconocimiento mutuo" entre israelíes y palestinos que significa dicho texto, Arafat e Isaac Rabin recibieron el premio Nobel de la Paz de 1994. Yasir Arafat e Isaac Rabin se dieron la mano en la Casa Blanca del recién estrenado presidente de EE.UU., Bill Clinton, el 13 de septiembre de 1993. Aquel día fue posiblemente, el de mayor importancia de la labor histórica del rais palestino. Tanto o más importante que aquella firma, fue la determinación de Arafat de dejar la vida de ingeniero adinerado para emprender la lucha por una nación sin Estado, en 1959, cuando fundó la organización clandestina Al Fatah. Esta organización emprendió la lucha armada en territorio israelí en 1964. Gracias a su capacidad a la hora de compaginar acción militar y diplomática, Arafat se convirtió en líder de la Organización de Liberación de Palestina (OLP) en 1969. La OLP se consideró el "único representante legítimo del pueblo palestino en 1974. Año en el que Arafat sube al estrado de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Allí dijo: "vengo con una rama de olivo en una mano y con un fusil en la otra, no dejéis caer la rama de mi mano". Sin embargo, fue él, quien dejó caer el arma, al declarar "caduca" la lucha armada contra Israel en 1989.