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El rehén británico logró escapar antes de ser asesinado

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura2 min
Internacional17-10-2004

Ken Bigley, el ingeniero británico que fue decapitado hace dos semanas en Iraq, estuvo a punto de salvarse. Según informó el The Sunday Times, el MI-6 (el servicio secreto británico) sobornó a dos de sus captores que llevaron a cabo la huida.

Vestido al estilo árabe, con chilaba y la cabeza cubierta, Bigley fue introducido en un coche. Pero cuando estaba a pocos metros de la libertad, un repentino control de carretera truncó sus esperanzas. Un grupo de fieles a Al Zarqaui se interpuso en su camino. Estos inspeccionaron el coche y no tardaron en reconocer al ingeniero de Liverpool. Al parecer, uno de los terroristas había participado personalmente en su secuestro. En cualquier caso, la cara del británico ya era conocida en todo Oriente Próximo. Tras el intento de escapada, Bigley fue devuelto al escondite de la ciudad de Latifiya donde había permanecido recluido las últimas semanas. Poco después, el propio Al Zarqaui lo decapitó tras obligarle a rogar por su vida en un último y definitivo vídeo que fue difundido por Internet. Abu Musab Al Zarqaui, es un terrorista de origen jordano y el presunto líder de Al Qaeda en Iraq. Alrededor de 3000 ‘yihadistas’ están a sus órdenes y es el responsable de un elevado número de atentados en el país árabe. En estos momentos, es el hombre mas buscado por los gobiernos de EE.UU. e Iraq cuya obsesión por capturarlo es tal, que la semana pasada, llegaron a poner un nuevo precio por su cabeza. La cantidad asciende a 25 millones de dólares, curiosamente la misma recompensa que hay establecida para quien encuentre a Bin Laden. Precisamente el jueves, dos kamikazes a las órdenes del terrorista jordano, lograron burlar por primera vez la Zona Verde y mataron a diez civiles, entre ellos cuatro agentes de seguridad estadounidenses. Este recinto, situado en el centro de Bagdad, acoge a la autoridad militar de Washington, y nunca había sufrido ataques debido a sus fuertes medidas de seguridad. También, un grupo terrorista vinculado a Al Qaeda, protagonizó una nueva decapitación televisada la semana pasada en Iraq. Sin embargo, en esta ocasión los asesinos lo tuvieron más fácil que otras veces. Ningún gobierno se interesó por el secuestrado, no hubo manifestaciones, tampoco presiones por parte de ningún servicio secreto. En esta ocasión, el decapitado era un iraquí, un seguidor de Muqtada AL Sadr que fue acusado de espiar para el ejército norteamericano. El gobierno iraquí, con la ayuda de EE.UU. se ha fijado como objetivo pacificar el país antes de las elecciones generales del año que viene. Para ello, esta llevando a cabo una política donde se combina la mano dura con los insurgentes, y el dialogo con todo aquel que se muestre disponible. Hasta el momento esta estrategia tiene sus luces y sus sombras ya que a pesar de la tregua en Sadr City, la violencia y la inseguridad en el país no cesan. Por eso, secretario de defensa norteamericano, Donald Rumsfeld, en visita sorpresa la semana pasada a Iraq, avisó que se avecinan meses muy tensos y duros.