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ANÁLISIS DE LA SEMANA

Desde Ortega, vertebrar España

Fotografía

Por Amalia CasadoTiempo de lectura2 min
España30-07-2001

El problema de vertebración se manifiesta en el plano de la política económica en España a la hora de establecer el modelo de financiación autonómica. Dicen que no tiene fecha de caducidad, pero también se decía de la Constitución de la democracia. Y aquí viene la segunda manifestación de la no vertebración del país: la vertiente política. Si el grado de indefinición del Estado que configura la Constitución es tal que su desarrollo pueda ir contra la propia Constitución como marco único para el desarrollo de todos los territorios que componen ese Estado es uno de los debates actuales entre nacionalistas y constitucionalistas. Es el fondo de la discusión más encendida del último tramo de curso político: la autodeterminación del país Vasco. Poco importa ya si el lehendakari y el Partido Nacionalista Vasco pretenden abordarlo de inmediato o a medio plazo. El debate va de la mano del problema del terrorismo. Que los medios para combatirlo no pueden ser los mismos que los empleados por los terroristas ha quedado sentenciado en la condena del Tribunal Supremo a los cinco acusados del secuestro y asesinato de los presuntos etarras Lasa y Zabala. La dificultad ahora estriba en cómo combinar con sabiduría los instrumentos legales y éticos para combatir el terrorismo. Por un lado, el Estado de Derecho y la Justicia. Por otro, un diálogo entre las fuerzas políticas cuyas fronteras nunca han sido determinadas con exactitud, y que muchas veces ha parecido el proceso de lavado de cerebro previo a la imposición de los objetivos independentistas compartidos por todos los nacionalistas –también los radicales- sin excepción. Las consecuencias de la incomprensión entre nacionalistas y no nacionalistas llega hasta el punto de instrumentalizarlas políticamente, como ha sucedido en la renovación –no culminada- de tres instituciones centrales de la democracia –Consejo General del Poder Judicial, Tribunal Constitucional y Tribunal de Cuentas. Esta confrontación alcanza su referencia máxima en la relación Aznar –Ibarretxe, y uno de los hitos de esta relación se producirá en el encuentro entre ambos. Qué no se dirá de éste después de lo comentado sobre el encuentro del lehendakari con el rey. Los socialitas, en una “oposición tranquila y sin insultos” que parece ser el modus vivendi tan sólo de Zapatero –sin duda, apuesta por el modelo Felipe-Guerra, donde la política fea la hace otro-, quieren someter a un marcaje sin tregua al Gobierno. Harán guardia durante agosto con la disculpa de que hay que estar al servicio de los ciudadanos hasta en vacaciones. Pero lo que parece que se pretende es no darle un respiro al Partido Popular. Están preparados para reaccionar. Lo han demostrado, ahora, con la decisión de la Mesa del Congreso respecto a la documentación parlamentaria sobre el caso del lino. Ahora sólo falta que, si ganan las próximas elecciones, tengan un modelo de España claro. Porque aún no han dicho cuál es...

Fotografía de Amalia Casado

Amalia Casado

Licenciada en CC. Políticas y Periodismo

Máster en Filosofía y Humanidades

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