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ANÁLISIS DE LA SEMANA

Ángel de la guarda

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad13-06-2004

Está aquí. Al lado. Con su sonrisa calma, su mirada tranquila, su paz y su sencilla compañía. Está aquí. Ha tenido que andar un camino largo y difícil, al que él mismo ha querido poner banda sonora, la de La Pasión de Gibson. Su sufrimiento tuvo también música y, como Cristo, no se quejó. Aceptó su cruz y la cargó con amor. En el lecho de su despedida bromeaba, ironizaba, repartía cariño a puñados, cercanía a borbotones, ilusión a riadas, alegría a huracanes de sonrisas, optimismo y paz. Cuando antes estuvo, se acordó de los olvidados, de los pobres, de los que sufren. Les ayudó. Les dio cosas, les apoyó y les regaló sonrisa y conversación. Enseñó alguna que otra canción. Habló con los inmigrantes, se hizo querer con los lugareños, con los trabajadores trabajó, jugó a las cartas con los políticos -también con los de la oposición-, saludó siempre y siempre se interesó por los problemas de todo aquel que se cruzó en su camino -el camino de la cruz-, tuvo siempre palabras para los creyentes y para los incrédulos, para los fanfarrones y los precavidos, los listos y los tontos, los guapos y los feos, acompañó a las viudas después de las desgracias, enterró a los que murieron, dio la bienvenida a los que llegaron nuevos. Y se dejó querer. Ahora que está aquí más que nunca es más fácil encontrarle, pues está en todo lo que él abarcó antes, todo lo que él amó desde el amor sincero y la sencilla grandeza del alma. Le gustaba adentrarse en el campo, observar las flores, los árboles, escuchar los pájaros, irrumpir entre los rebaños de ovejas, barruntar las nubes, soñar con las estrellas, meter los pies en los arroyos, buscar nidos de cigüeñas, tararear canciones, leer. Se le han quedado las manos frías como si estuviera en la Edad de Hielo y los ojos quietos, pero está aquí al lado. Mi nuevo ángel de la guarda me dice que vivir merece la pena, siempre, siempre con amor y mucha, muchísima alegría. Por cierto: bienvenido y gracias por estar aquí. Lo de que yo llore porque no te veo es cosa de humanos. El corazón está contento.

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo