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Las milicias de Al-Sader y la guerrilla se enfrentan a la coalición de norte a sur

Por Salva Martínez MásTiempo de lectura2 min
Internacional16-05-2004

La semana pasada se registraron combates en al menos seis ciudades iraquíes. Esto ocurre a escaso mes y medio para que Iraq deje de estar regido al cien por cien por el actual administrador estadounidense

La coalición mantiene varios frentes abiertos en Iraq. Desde Mosul, al norte de Iraq, hasta Basora, al sur, la coalición intenta mostrar su integridad frente a un enemigo invisible que no deja de enseñar los dientes. Durante la semana pasada al menos seis ciudades dieron muestras de la inseguridad que reina en Iraq. En Kerbala, toda la semana se esperó un asalto de las tropas estadounidenses que no llegó a tener lugar. En todo caso, los ataques previos al asalto dejaron muertos tanto en las filas de los insurgentes fieles al imán Moqtada Al-Sader como en la población civil. La necesaria “solución pacífica” por la que clamaron representantes del Ayatolá Al Sistani durante la semana pasada no llegó ni a Kerbala, ni a Nayaf. Esta otra ciudad santa de chiítam es donde se encuentra Al-Sader y donde la semana pasada también se libraron intensos combates. Carros de combate estadounidenses se midieron al ejército de Mahdi, nombre que reciben las tropas de Al-Sader, en el cementerio de Nayaf. La dureza de los combates no parece amedrentar a un Al-Sader que en una conferencia de prensa aseguraba tener la intención de seguir batiéndose contra tropas que ocupan Iraq. Esta declaración pública tuvo lugar el miércoles pasado y en ella dio a conocer su voluntad de “morir como mártir” si es preciso. En Nasiriya, las milicias de Al-Sader también hicieron frente a los miembros italianos de la coalición durante tres horas sin causar bajas del lado italiano. En otras ciudades el enemigo de los ocupantes es más difuso. Éste se manifiesta, como ocurre en Diwaniya, a través de bombas artesanales situadas en las carreteras que transitan los convoyes estadounidenses. En Mosul, al norte del país, un centro de reclutamiento del nuevo ejército iraquí fue el objetivo de un proyectil. Este ataque acabó con la vida de cuatro iraquíes e hirió a otros 17 que hasta el sábado pasado estaban dispuestos a enrolarse. Otro ataque sorpresa se registró en el otro extremo del país, en Basora. Esta vez el objetivo de la guerrilla iraquí fue una patrulla de soldados británicos. Así de norte a sur Iraq parece presa de una violencia propia a la de un país en guerra. Bagdad, la capital iraquí, no quedó ni mucho menos exenta de violencia como señalan estos dos ejemplos de dos días de la semana pasada: el martes pasado moría un civil ruso y otros dos eran secuestrados. El viernes pasado la primera división blindada sufría primero un ataque con proyectiles de mortero y poco después una patrulla de la misma división sufría una emboscada. La semana pasada, el balance oficial de soldados estadounidenses fallecidos en Iraq alcanzó la cifra 780. Del lado insurgente la cifra es mucho mayor, pero no hay recuento oficial.

Fotografía de Salva Martínez Más