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ANÁLISIS DE LA SEMANA

Otra persona, los mismos problemas

Fotografía

Por Gema DiegoTiempo de lectura1 min
Economía18-04-2004

Nos habíamos olvidado de él por una temporadita, y ya ha vuelto a aparecer para recordarnos que sigue existiendo. El fantasma de la estanflación no es una triste sábana que arrastra una bola ululando como las lechuzas, sino que da miedo de verdad. Se supone que el aumento de los precios debe provenir de un incremento del consumo, de un activo juego entre la demanda y la oferta. Pero cuando ataca la estanflación, esto no es así: la economía se para o incluso decrece, y el IPC sigue subiendo. Pedro Solbes acaba de jurar su cargo como ministro de Economía, y gracias tendrá que dar a que se encuentra en un país en el que la estanflación no preocupa, en el que, de momento, el consumo continúa por la buena senda. Pero ahí está, precisamente, el peligro: que el mercado vaya tan bien que haga crecer la inflación, y terminemos encontrándonos en la misma situación que otros países, o peor, porque el crecimiento español puede acabar perjudicando a las exportaciones. El IPC tendrá en las subidas del petróleo y el tabaco a sus peores enemigos y el despegue europeo puede encontrar, en este año, al diferencial euro-dólar como su mayor barrera. Se tratará de controlar los precios todo lo posible para que la inflación no supere el dos por ciento. Si no, Rodrigo Rato, desde algún lugar del Fondo Monetario Internacional (FMI), o desde Dios sabe dónde, se reirá por lo bajines, felicitándose por haberse librado de la quema.

Fotografía de Gema Diego