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ANÁLISIS DE LA SEMANA

El experimento de la burbuja

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura1 min
Sociedad04-04-2004

En los tiempos en los que estamos uno debería ser de vez en cuando un conejillo de indias y protagonizar un experimento. El primer paso: no ver la televisión. El segundo: no leer los periódicos. El tercero: no escuchar la radio ni navegar por Internet. Parece una medida radical pero resulta adecuada para que cualquier ciudadano pueda desintoxicarse del vertiginoso ritmo de vida que llevamos. Si al salir de la burbuja uno se encuentra de que no vale casi nada de lo que había antes, hay que mantener la calma. Comienza otra aventura. La de despertar a la cruda realidad es como embarcarse en una montaña rusa sin saber que cuando uno menos lo piense va a tener la cabeza donde los pies. Cuidado, porque puede marear con tantos datos ya sea sobre la Ley de Calidad de la Enseñanza, las prohibiciones a fumadores, los casos de sucesos, los abusos sexuales o los derechos que se conceden a algunos colectivos... Ante tal caos y desconcierto uno comienza a valorar su burbuja y a explicar los porqués de los experimentos. La vida es como en el toreo, por muy mal que anden las cosas. Para triunfar y ser feliz hay que parar, mandar y templar. Parar: detenerse en pensar las cosas, dedicarlas el tiempo que precisen para hacerlas bien y, por qué no, darse un respiro. Mandar: sin que ello sea usar el poder, sino el dominio racional de la situación, buscando siempre el bien. Y templar: dando el ritmo necesario para que en la montaña rusa uno sienta mariposas en el estómago pero no lo sienta revuelto. Todo un experimento.

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo