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EL REDCUADRO

11-M, con M de Madrid

Fotografía

Por Antonio BurgosTiempo de lectura2 min
Opinión14-03-2004

Los españoles quisiéramos de una vez vivir en una nación donde nunca tuviéramos que ver a nuestros políticos con la corbata negra. Los españoles quisiéramos de una vez vivir en una nación donde la Reina no tuviera que darnos esa imagen humana y cercana de sus lágrimas, abrazando a una viuda, besando a un huérfano. Los españoles quisiéramos de una vez vivir en un país aburrido, donde las campañas electorales pudiesen terminar como empezaron sin que unos asesinos den de baja del censo a cerca de doscientos votantes. Y muchos españoles que queremos esto nos sentimos cerquísima de los madrileños que dieron su vida, su sangre, su llanto, su zozobra, su dolor, su pena por España. Nunca Madrid estuvo más cerca de todas las esquinas del mapa de España. Madrid está más que nunca en todo el centro de España. La verdad de los sentimientos ha acortado la distancia de los mapas. Dicen que pusieron las bombas en los trenes de cercanías de Madrid. Toda España es en esta hora cercanía de Madrid, certeza de Madrid, dolor de Madrid, verdad de Madrid, sangre de Madrid, grito de Madrid. Todos hemos oído desde la ventana de casa esos estallidos, ese dolor. Y todos nos hemos sentido al lado de esos voluntarios que acudían a donar sangre a la Puerta del Sol, o que llevaban en sus coches a los heridos. En un momento, Madrid se ha librado de todas las culpas que echársele suelen desde la periferia. Hemos sentido que también existe el centralismo de la pena, el centralismo del dolor, que los asesinos han conseguido que España entera se sienta al lado de Madrid, rompeolas de todo el olor de la nación. kilómetro cero de la muerte. Con esa corbata negra que nunca más quisiéramos ver en nuestros diligentes, Aznar puso fecha y memoria: "El 11 de marzo de 2004 ocupa ya su lugar en la historia de la infamia". El 11-M se escribe con M de Madrid. Como el 2 de mayo de 1808, el 2-M, lo pintó Goya con M de Madrid. Ayer volvimos a revivir un octubre de 1936 que ninguno vimos, pero que todos vivimos: ese Madrid que tan bien sabe resistir a los bombardeos de todos los fascismos, cumpliendo en silencio de solidaridad el papel que le asigna cíclicamente la historia de la infamia. Yo acabo de ver el Madrid de la carga de los mamelucos, el Madrid de los fusilamientos de la Moncloa, el Madrid de los niños muertos por los bombardeos de los aviones alemanes, ay, puente de los Franceses, porque he contemplado este Madrid que resistía hombro con hombro el zarpazo de la infamia. Permítannos, amigos de Madrid, el honor de poder sentirnos hoy también madrileños, todos unidos contra la infamia.

Fotografía de Antonio Burgos

Antonio Burgos

Columnista del diario ABC

Andaluz, sevillano y del Betis

** Este artículo está publicado en el periódico ABC y posteriormente recogido de AntonioBurgos.com por gentileza del autor