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SIN ESPINAS

Entre el miedo y la leyenda

Fotografía

Por Javier de la RosaTiempo de lectura2 min
Opinión14-09-2003

Basta perderse unos días en un lugar recóndito del planeta para darse cuenta de la parafernalia en la que vivimos inmersos. Aquí, en la isla de Fuerteventura, donde las playas y sus aguas se dejan envidiar por las del Caribe, apenas se ve con calidad la primera cadena y requiere un esfuerzo kilométrico encontrar un periódico nacional. Es decir, que en este lugar, el temor que difunde e infunde el departamento de Estado norteamericano y los gobiernos aliados, no llega a estos majoreros de la isla. Bush y su cuadrilla son como esos padres que para que sus hijos le digan que sí a todo, le meten el miedo en el cuerpo: ¡duérmete niño, duérmete ya, que si no viene el coco y te comerá! Se entiende que el coco de los estadounidense es Osama bin Laden. Y lo que pretende Bush es que el Congreso le siga financiando sus juegos de guerra preventiva con partidas mil millonarias. Pero en EEUU ya nada cuadrada. El petróleo renta menos que lo que les está costando una guerra perdida, porque saber hacer la guerra es construir la paz despues de haber vencido en el campo de batalla. La guerra de nuevo ha puesto en marcha la industria bélica pero no lo suficiente para arreglar esa economía. Las horas de Bush están contadas. Por todo eso, el mandatario estadounidense aprovechó el 11-S para pedir más atribuciones en la lucha contra el terrorismo y para seguir desviando la atención y los problemas internos. El miedo es su mejor arma. A traves de su Departamento de Estado anunció el grave riesgo de atentados más devastadores que los de aquel día contra los norteamericanos que estuvieran en el extranjero. Dos años despues de aquella barbaridad, la cifra de muertos en las Torres Gemelas es tan difusa como la de civiles y militares aplastados en Afganistan e Irak. Sólo se cuentan escrupulosamente las vícitmas occidentales. Todas las incognitas del 11-S son un burdo secreto de Estado y la presencia de Bin Laden en el mundo es una cuestión de fe. ¿Por qué parece que a EEUU le interesa tanto como a Al Qaeda que haya dudas sobre el paradero de Osama? El niño rico sólo tendría que salir en esos videos con un periódico del día. Los dos coinciden en seguir fomentando la leyenda para crear más miedo paralizante.

Fotografía de Javier de la Rosa