ANÁLISIS DE LA SEMANA
¿Por los de casa o por los de fuera?
Por Gema Diego1 min
Economía14-09-2003
Una negociación que llega a buen puerto implica ceder algo del egoísmo de cada parte. Es más fácil conseguirlo cuando son dos los que discuten, y aun así se puede tardar meses en llegar a un arreglo. Pero, cuando el guirigay es de carácter mundial, conciliar los intereses de todos parece imposible. ¿Qué va a decir un país rico si otro pobre le pide que acabe con el proteccionismo agrícola para que los habitantes del país pobre puedan vivir mejor? En principio, el objetivo es muy loable, pero el precio que hay que pagar no es tan atractivo para el país rico: primero, se trata de dejar a sus agricultores sin ayudas; y segundo, se trata de dejar que los productos del país pobre inunden su mercado y perjudiquen aún más a sus agricultores, ya de por sí empobrecidos por la falta de subvenciones. Un país nunca está dispuesto a permitir a los demás crecer a costa de sí mismo si esto no le reporta ningún beneficio. Reunámonos para limar asperezas, si hace falta, para contentar a parte de la opinión pública, pero no varíemos ni un ápice nuestra postura. Da igual que se organicen cumbres y contracumbres. Al fin y al cabo, los agricultores del propio país son votos, y los del país pobre no son nada de nada.