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APUNTES DE BANQUILLO

Circuitos inseguros

Fotografía

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura2 min
Deportes13-04-2003

El terrible accidente de Daijiro Katoh, que ha dejado al bravo piloto japonés en coma profundo, con escasas posibilidades de sobrevivir –y si lo hace quedará tetrapléjico, dicen los médicos, que de esto entienden–, ha marcado, ya en su primera prueba, el devenir de las 15 pruebas restantes del Mundial. El esfuerzo de las marcas por conseguir motos ganadoras ha llevado a construir monstruos capaces de alcanzar los 330 kilómetros por hora de velocidad máxima. Sin embargo… ¿quién puede aumentar la seguridad de un piloto de motos, con un triste mono de cuero y un casco? Aunque los materiales sean más resistentes y ligeros, si el tortazo es tan fuerte como el que se dio Katoh, pueden no aguantar. En el automovilismo –también criticado– se ha visto el acierto de los organizadores en obsesionarse con la seguridad. La Federación Internacional de Automovilismo (FIA) ha obligado desde este año, a pesar de las quejas de los pilotos, a adaptar un dispositivo de protección del cuello. El propio Fernando Alonso, que se estrelló a más de 200 kilómetros por hora, reconoció que el HANS –que así se llama el invento– le había evitado males mayores que unas contusiones. La estructura de los monoplazas, además, tiene que superar unas pruebas de resistencia fortísimas. Con lo cual, la cabina del piloto es casi indestructible, y así se explica que los pilotos puedan salir por su propio pie de accidentes gravísimos. También los World Rally Car poseen una estructura reforzada con una jaula de barras, que mantiene la integridad de los pilotos en caso de vuelco, y su utilidad ha quedado demostrada, igualmente, en múltiples ocasiones. Como en las motos pocas jaulas de seguridad se pueden hacer, los propios circuitos deben complementar la seguridad de los pilotos y sus máquinas. En Europa –España en particular–, los trazados disponen de mecanismos de evacuación rapidísimos, pero sobre todo, de unas protecciones que son eficaces no sólo por su situación, sino porque están ubicadas –y esto es lo principal– al término de unas amplias escapatorias de las curvas. Si lo único que cuenta es el show y no se revisa la proximidad de elementos peligrosos con respecto a la pista, tales como muros, farolas… Mientras la seguridad no se garantice, quizá lo más sensato sea negarse a correr en determinados trazados. Pues los jueces sólo pueden actuar a posteriori, y bastante tiene un tipo con ponerse a una velocidad infernal, como para que además se tenga que preocupar de lo que le puede pasar si comete un error.

Fotografía de Roberto J. Madrigal