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ANÁLISIS DE LA SEMANA

Maniqueísmos

Fotografía

Por Gema DiegoTiempo de lectura2 min
Economía06-04-2003

Cuando uno cae en una explicación de la realidad en la que cualquier hecho es bueno o malo, blanco o negro, se le acusa de maniqueo. No hay nada más triste que ver el mundo sin matices, que pensar, por ejemplo, que George Bush es el colmo de las virtudes justicieras y Sadam Hussein un guiñapo maligno y perverso (o viceversa). Pero el maniqueísmo, en su origen, no empujaba a clasificar a las personas en dos bandos. Manes, el filósofo persa que fundó la doctrina, predicaba que en los hombres coexistían dos mitades, una de luz y otra de tinieblas, y que su mezcla daba lugar a la mentalidad humana. Así pues, nada es bueno o malo, sino gris. Porque grises son, desde luego, los datos del paro en España. Si, por un lado, el desempleo ha bajado en marzo por segundo mes consecutivo, por el otro se observa que los datos de ocupación siguen a la cola de los de la zona euro. Además, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), a pesar de alabar a España, no se ha resistido a darle un tirón de orejas reduciendo sus previsiones de crecimiento. Parte buena y parte mala tiene también la repercusión de la guerra de Irak en la economía. Si bien los avances aliados han desatado la euforia en las bolsas y el precio del petróleo ha bajado de forma razonable, los organismos internacionales no cesan de mostrar su pesimismo y de predecir retrocesos en el crecimiento de la economía para el 2003. Francia tampoco se libra de las tonalidades grises. Tener un alto déficit estatal permite mantener el estado del bienestar a través del gasto público, pero también trae consigo sanciones procedentes de las altas esferas. En este caso, de la Comisión Europea, que ha abierto procedimiento al país galo por sobrepasar la barrera del tres por ciento. Aplicando un falso juicio maniqueo: por debajo bueno, por encima malo.

Fotografía de Gema Diego