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EL REDCUADRO

Violencia de género

Fotografía

Por Antonio BurgosTiempo de lectura3 min
Opinión13-01-2003

La violencia de género está de moda como los faldones de la camisa por fuera de la chaqueta para los caballeros o las botas para las señoras. Todos estamos contra el maltrato de señoras de palabra, obra u omisión. Mas la igualdad plena está llevando a una violencia de género contra la que nadie se manifiesta: la violencia de género... gramatical. Ya sé que no se estila el purismo gramatical y que se lleva eso que suena fatal: el uso no sexista de la lengua. Aunque parezca lo contrario, el uso no sexista de la lengua no se refiere a nada cunnilingual o felatorio. Con lo que hay que mamar es con la cursilería de tener que considerar obligatoriamente que el uso tradicional de los géneros gramaticales está reñido con el igualitarismo de los sexos. Para reformar el Código Penal o la Ley de Enjuiciamiento Criminal tiene que haber consenso, aunque lo quiera un partido con mayoría parlamentaria absoluta: hijos míos, dejad la mayoría para mejor ocasión. En cambio, para reformar la Gramática no se requiere consenso alguno, ni el voto afirmativo de la Real Academia. Las leyes no se cambian aunque hayan sido desbordadas por la realidad, pero las leyes gramaticales son derogadas a conveniencia de lo políticamente correcto. De hecho ha quedado derogada la peculiaridad gramatical de nuestra lengua, en la que el plural masculino encierra los dos géneros. Ya no los encierra, los han liberado. Antes, decías "los padres" y te referías al padre y a la madre; "los señores" eran el señor y la señora. Ya no. Ningún político, sobre todo si es de izquierdas, osa decir "ciudadanos" o "compañeros" a secas. Los ciudadanos son "ciudadanos y ciudadanas", y los compañeros, "compañeros y compañeras". ¿Progresismo? No, empobrecimiento de la lengua, a pesar del presunto enriquecimiento de la que se dirigió a los "jóvenes y jóvenas". Creía que esta moda "progre" nunca iba a ser adaptada por los que tienen que ser los "regres". Mi gozo en un pozo. En su debú con caballos en Las Ventas de la política, Ana Botella dijo hasta cuatro veces "queridos amigos y amigas" a su auditorio. Vamos, que está a cinco minutos de la estética gramatical de los "jóvenes y jóvenas". Con las elecciones prácticamente en marcha, sería más que conveniente que el PP, en su manual de campaña, advirtiera a sus candidatos que se lucren de la riqueza gramatical y no la empobrezcan con la reiteración de los dos géneros gramaticales. Porque los del PP, a estos efectos, hablan ya lamentablemente como los del PSOE. No quiero ni pensar la que nos espera de "madrileños y madrileñas", "coruñeses y coruñesas", "vallisoletanos y vallisoletanas". Uso ridículo que en Sevilla y en Málaga se va directamente a los Puertos del poema de Manuel Machado a la Lola: "Sevillanos y sevillanas, chuflas, tientos, marianas, tarantas, tonás, livianas..." "Malagueños y malagueñas, granadinas, todo el cante de Levante, todo el cante de las minas". Lo advierto antes de que el PP, al uso de Ana Botella, salga por peteneras. Peteneras y peteneros, naturalmente.

Fotografía de Antonio Burgos

Antonio Burgos

Columnista del diario ABC

Andaluz, sevillano y del Betis

** Este artículo está publicado en el periódico ABC y posteriormente recogido de AntonioBurgos.com por gentileza del autor