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CRÓNICAS DEL ESPACIO INTERIOR

¬Nunca mais¬

Fotografía

Por Álvaro AbellánTiempo de lectura2 min
Opinión13-01-2003

Nunca mais fue un grito compungido de un pueblo hermoso sembrado de dones naturales y mancillado con oscuridad líquida y artificial. Fue un grito unánime nacido entre las gentes hermanadas en un frente común: defender a la madre naturaleza y luchar porque esos parricidas cegados por la negrura de sus intereses paguen por sus crímenes y se piensen gravemente si quieren volvérsela a jugar. Fue un grito sostenido por el espíritu del pueblo para trabajar juntos tratando de enderezar los males sufridos. Nunca mais es un grito odioso de unos interesados nauseabundos cegados con ánimo de lucro e interés por destruir. El espíritu del pueblo cristalizado en aquel lema es robado y tergiversado por unos groseros manipuladores con supuestas pretensiones políticas. El espíritu del pueblo materializado en dinero para ayudar los pescadores, a los voluntarios, a los que arriesgan su vida por tratar paliar el mal, para reconstruir, es usado para atacar, difamar, hacer mala política y destruir. Lo que nació del pueblo y para todos es robado por y para unos pocos; lo que fue un grito de inocencia y de dolor degenera en un berrido de protesta partidista; lo que fue concebido para unir es manipulado para destruir. Los responsables de Nunca mais han gritado para pedir muchas dimisiones, pero ni siquiera han llamado una sola vez a alguna de las cofradías de pescadores. Han invertido dinero y esfuerzos en movilizaciones, pero ni un euro en ayudas a la limpieza o en indemnizaciones. Han manchado de tinta sus manos rotulando infinitos carteles, pero nunca tocaron el chapapote. Nunca mais será el lema de los cínicos y desengañados. Cuando una nueva y noble causa se presente, cuando alguien grite “¡ayuda!”, recordarán la negra, pastosa y radioactiva acción de los nacionalistas gallegos y dirán: prometí no ayudar Nunca mais. Y la confianza en ONG y demás organismos de ayuda morirá. Quienes robaron el espíritu del pueblo, su dinero y su unidad habrán robado también su esperanza. Qué ironía que los supuestos defensores de la identidad sean siempre los más repugnantes asesinos del verdadero espíritu de un pueblo.

Fotografía de Álvaro Abellán

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Doctor en Humanidades y CC. Sociales

Profesor en la UFV

DialogicalCreativity

Plumilla, fotero, coach