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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

Los platos sucios

Fotografía

Por Almudena Hernández Tiempo de lectura1 min
Sociedad22-09-2017

Sin duda ha sido la frase que ha marcado el difunto verano de 2017: "El brillo, en los ojos, no en el suelo". Me la regaló una ochenteañera cuya vitalidad ya quisieran para sí muchos millenials. Y eso que esta mujer lleva una abultada mochila de sufrimiento (es viuda y madre de una chica con discapacidad), pero ha sabido escoger la mejor parte de las experiencias que le han tocado.

A ella, esas palabras se las dijo su madre, por lo que intuyo que también fue una mujer sabia y revolucionaria en una época en la que ellas se dedicaban a sus labores sí o sí y que, probablemente, prefirió que la casa no se le cayese encima.

A mí esas palabras me recuerdan a aquel relato de las bíblicas hermanas Marta y María y de la actitud que tomaron cuando recibieron la visita de su amigo Jesús cuando ya no quedaba demasiado para el Calvario. Marta se agobió con los quehaceres del hogar para agasajar al huésped y María, según Él, eligió la mejor parte, sentándose a escucharle.

Por eso, para quienes coleccionamos en casa cierto caos con pelusas, la frase de la ochenteañera es todo un alivio. Porque el brillo en los ojos se descubre cuando, por ejemplo, se invierte el tiempo en contarle a alguien que el otoño pinta de colores las hojas de los árboles en vez de en recoger la cocina tras la cena. Total, siempre que se usan, los platos acaban sucios, todo el año, también en otoño.

Fotografía de Almudena Hernández