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ANÁLISIS DE ESPAÑA

La remontada de Puigdemont

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura3 min
España13-03-2017

Del día de la remontada del Barça ante el PSG ha circulado en redes una foto sublime de Messi. Un mar de brazos anónimos sostienen al ídolo justo después del sexto y definitivo gol. Su semblante es serio, de rabia. Posa su mano sobre el pecho en un gesto casi napoleónico. La icónica imagen merece un marco. Todo en ella es real. Es como si Messi hubiese querido enseñarle a los dirigentes independentistas cómo se hace. Recuerden aquel cartel electoral que mostraba a un Artur Más con los brazos abiertos cual Moisés cruzando el Mar Rojo ante un fondo de banderas. Pero en este caso todo era Photoshop. "La voluntad de un pueblo" era el mensaje. Nada era real. Lo que el independentismo no tiene, o se lo inventa o trata de fagocitarlo en favor de sus objetivos como hizo el president Puigdemont con la hazaña culé. Cabe tomarse en serio la comparación que trazó entre el pruses independentista en Cataluña y la remuntada del Barça en Champions. Sobre todo para abundar en símiles más allá del que propuso el president ("no hay nada imposible"). Podríamos empezar por distinguir entre lo épico y lo fraudulento.

No hace falta ser futbolero para saber que habría pocos lugares del mundo mejores en los que estar esa noche que la grada del Camp Nou. Seis goles, un guión no escrito, una gesta imposible, una explosión de júbilo… difícil no caer en la tentación de apuntarse. Pero lo verdaderamente heroico en ese momento no era quedarse afónico de celebrar, sino tener la honradez de reconocer que el resultado hubiese sido otro de haberse aplicado la ley. La ley del fútbol en este caso. Apenas transcurrieron 24 horas entre la euforia del Camp Nou y la admisión a trámite de una reforma del reglamento del Parlamento de Cataluña que busca agilizar la ruptura con el resto de España. Deprisa y corriendo hasta el abismo. Una artimaña como los desmayos de Suárez impulsada por Junts pel Sí que viene a confirmar que la independencia en Cataluña tiene poco que ver con la voluntad popular y mucho con la huida hacía adelante de una parte de su clase política.

Lo fácil es sumarse cada año a la manifestación de la Diada y con suerte poder hacerte una foto con Piqué. Pero lo realmente heroico en Cataluña es preguntarle a quienes se parapetan tras esa manifestación por el dinero del Palau o recordar que más de la mitad que acudieron a las urnas en las últimas elecciones plebiscitarias optaron por formaciones no independentistas. Lo incómodo es ver en Messi, no al general napoleónico, sino al defraudador de Hacienda. Lo incómodo es negarse a ceder un instituto para un referéndum ilegal a costa de ser el blanco de las iras independentistas. Lo jodido es ser fiscal en Cataluña y que te dediquen todo tipo de insultos y amenazas. Vivimos en una sociedad educada en la creencia infantil de que todos tenemos derecho a una vida de aventuras con final feliz. Y apuntarse a una de esas es precisamente lo que propone de forma tramposa el independentismo, incluyendo la fagocitación de las victorias del Barça que el fallecido Montalbán definió como el ejército desarmado de Cataluña. Porque ya se sabe que la independencia no será violenta, sino a ritmo de batucada y performance callejera con retransmisión en directo de la TV3.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio