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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

Uno más en la lista de purgados

Fotografía

Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura3 min
Internacional27-02-2017

Corea del Norte vuelve a ser protagonista de la actualidad internacional. En cierta medida, parece que aplican el dicho de "lo importante es que hablen de mí, aunque sea mal".

El régimen norcoreano sigue en sus trece y no para de generar noticias. Hace unos días, volvió a hacer una prueba armamentística y lanzó un misil que muestra al mundo su enorme capacidad militar, incluso nuclear. Aun así, como, lamentablemente, la comunidad internacional ya se ha acostumbrado a este tipo de desafíos, ese hecho ha quedado eclipsado por el asesinato de Kim Jong-nam, el hermano del líder supremo, Kim Jong-un.

En cuanto se conoció la noticia, arreciaron los rumores. Este tipo de informaciones hay que tomarlas con cautela, ya que Corea del Norte es tan hermética que es difícil saber lo que realmente pasa en el interior de sus fronteras. Además, puede tratarse de una maniobra propagandística por parte del régimen norcoreano.

Sin embargo, en este caso, sí que se confirmó la muerte de Kim Jong-nam y se conocieron más detalles, ya que el suceso ocurrió en un aeropuerto de Malasia. En una época en la que hay cámaras, prácticamente, en todos los sitios era de esperar que la investigación avanzara rápido y se difundieran imágenes, como así ha sido.

Parece ser que Kim Jong-nam fue atacado con un potente agente químico que en pocos minutos acabo con su vida. Este modus operandi hace que todas las miradas recaigan en el líder norcoreano, Kim Jong-un, como la persona que ordenó el asesinato de su hermano. Respecto al motivo, es impredecible: Kim Jong-nam podría ser considerado como una amenaza, querrían castigarlo por no ser fiel a la doctrina del régimen, estorbaba...

Va a ser difícil demostrar fehacientemente, pero, sin duda, este tipo de asesinatos es la típica forma de actuar del comunismo al más puro estilo soviético: purgar a los que son una amenaza, hacen la competencia al líder o son considerados como inútiles para la causa.

Llama la atención que cada vez son menos cuidadosos a la hora de ejecutar sus planes de eliminación. Ha sucedido ahora con Kim Jong-nam, y también ocurrió hace unos años con el antiguo espía ruso Alexander Litvinenko, en cuyo caso, las sospechas se dirigieron a Moscú. Litvinenko murió asesinado después de reunirse en Londres con unos compatriotas que iban a entregarle una información, pero que realmente lo envenenaron con polonio 210, un elemento radiactivo que acabó con su vida en pocas semanas y de una forma cruel.

A pesar del paso de los años, y de estar en pleno siglo XXI, hay comportamientos que no cambian en la izquierda comunista, ni por parte de los dirigentes ni de las personas de menor rango, cuyas aspiraciones les acaban pasando factura. Mucho hablan de democracia y de participación, pero cuando los líderes se sienten amenazados, aunque solo sea una simple sensación, rápidamente acuden a la purga, al destierro, o lo que es peor a la eliminación.

Fotografía de Isaac Á. Calvo

Isaac Á. Calvo

Licenciado en Periodismo

Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación

Editor del Grupo AGD