ANÁLISIS DE SOCIEDAD
El maquillaje del 14F
Por Almudena Hernández
1 min
Sociedad14-02-2017
Hay quien odia a muerte San Valentín y lo que el día de los enamorados significa, elevado a la enésima por la publicidad y el comercio. Hay quienes reniegan del estar acompañados y reivindican la soltería como el estado natural del ser humano y se alejan de todo lo que huela a sonetos y rosas rojas como quien huye del demonio.
Pero, últimamente, el 14 de febrero también es una fecha marcada en la lucha contra lo que el amor romántico mal entendido, que muchas veces deriva a las llamadas relaciones tóxicas e, incluso, al machismo más atroz que se manifiesta en la violencia hacia las mujeres, magnificado, si cabe por éxitos de crítica literaria y cinematográfica. Eso no es amor.
Sin embargo, tras tanto tupido velo, aparece el monumento a un amor que va más allá de Eros, Afrodita y Cupido, o de las modas y presiones sociales para no acabar vistiendo santos: el de un ser humano capaz de canjear su vida por la de otro en el pelotón previo a la muerte para que éste pueda volver a abrazar a la mujer de su vida. Eso es lo que hizo el hombre que recordamos este día de corazones y baladas, un tal Valentín...
Por eso, quedarse sólo con lo de los bombones, las flores y demás regalos, así como la sexualidad o el 'antitodo' con que otros aderezan el 14 de febrero quizás no sea lo más acertado. Muchas veces hay que husmear el fondo de las cosas para desmontar tanto maquillaje postizo con el que camuflamos las cotidianidades más auténticas, como decir "te quiero" o dar la vida por amor.
