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ANÁLISIS DE CULTURA

Sobre Inés nadie manda

Fotografía

Por Marta G. BrunoTiempo de lectura2 min
Cultura01-02-2017

Inés vive en un piso cualquiera. 80 metros, dos habitaciones, dos baños. Una cocina enjuta pero apañada. No se puede quejar. Inés se asoma todos los días por la ventana para ver pasar a los transeúntes que, como ella, viven en un piso de 80 metros, dos habitaciones y dos baños, que cada mañana comienzan a desperezarse a las 6 de la mañana. Y entonces mira esos geranios, con la gota del rocío que se mantiene inmóvil, como si se tratara de un cuatro de Clara Peeters donde la propia autora se refleja. Ella también lo hace. Es La balada del agua de Sampedro. Empieza a leerlo.

- Inés, "En tu hambre mandas tú". ¿Manda el geranio sobre su propia vida?

Inés, como otros tantos, debe saber que nadie le sacará las castañas del fuego. La realidad es más complicada. Y lo decía alguien que merece respeto por el solo hecho de haber luchado en la Guerra Civil, en ambos bandos, que ha bebido lo mejor y lo peor de unos y otros. Con el que podemos estar más de acuerdo o no sobre su crítica al capitalismo. No podría cambiarlo. Porque sin él no estaríamos aquí. Pese a quien le pese.

“Nos educan para ser súbditos y no para tener pensamiento propio”, aseguraba en una entrevista a Jordi Évole. Quizás el error de Sampedro fue fijarse en su propia vida. ¿Es lo que piensa la población? Ejemplos como que la Justicia se pronuncie a favor de los afectados por las cláusulas suelo es un ejemplo de que al contrario de lo que opinan los más pesimistas, parece que el poder comienza a escuchar a los indefensos. No está todo ganado, pero tampoco perdido.

Inés sabe que su vida de lunes a viernes es monótona. ¿Sería apasionante si no trabajara, si se dedicara a la vida contemplativa, sin responsabilidades? ¿somos capaces de vivir sin un hábito adquirido? ¿o nos han enseñado a “depender” de un trabajo?

Inés frente al recién jubilado que comienza a desesperarse. "No sé cómo rellenar mi tiempo", le comentaba alguien que acaba de llegar a los 65. ¿Lo es porque antes no ha podido disfrutar de la vida y ahora que su tiempo se lo permite le da miedo abrir esa ventana del mundo?

Sampedro fue el que dijo primero aquello de que "el miedo cambie de bando". Inés sólo quiere ganar un poco más para que el geranio ya no esté en el balcón, sino en el jardín. Sabe que lo único que entonces debe hacer es luchar por su "propio hambre" en el mundo exterior. Que conozcan quién es. Los políticos harán más o menos por ella. El idealismo queda muy bien en los libros. La realidad es otra cosa. Pero pese a no estar de acuerdo con él, lee La balada del agua. Y lo que le enseñe será para bien.

Fotografía de Marta G. Bruno

Marta G. Bruno

Directora de Cultura de LaSemana.es

Licenciada en Periodismo

Estudio Ciencias Políticas

Trabajo en 13TV

Antes en Intereconomía TV, La Razón y Europa Press