Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

SIN CONCESIONES

Receta de croquetas

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura3 min
Opinión02-02-2017

Para Forrest Gump, la vida era como una caja de bombones. Para otros, en cambio, sería como un plato de croquetas. Unas suaves y tiernas. Otras crujientes. Alguna más tostada de la cuenta. Y, por desgracia, no faltan las harinosas o con grumos. Si Hollywood construyó una de las películas más exitosas de su historia a partir de una caja de chocolates, con una receta de croquetas podría elaborar un tratado filosófico sobre la existencia humana. Para empezar, este manjar de la dieta española esconde una lección de humildad y sencillez, como el personaje que encarnó Tom Hanks. Basta un litro de leche, cuatro cucharadas repletas de harina, unos trozos picados de pollo o jamón y un chorrito de aceite para deleitar al estómago. Barato, barato. He aquí la prueba de que con pocas y pequeñas cosas pueden nacer otras abundantes y estupendas. Como diría algún teórico de la simplicidad, menos es más.

"La felicidad generalmente se logra con pequeñas cosas"

Un buen plato de croquetas une y hace feliz a la familia más y mejor que un caro restaurante. Tiene fácil explicación, como dejó escrito Benjamin Franklin. "La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, sino con pequeñas cosas". Las croquetas son instantes de felicidad que emanan de excesos de comida. Otra prueba de que en esta vida no sobra nada ni nadie. Todo es útil y reaprovechable por mucho que el consumismo nos empuje a comprar y tirar. Las personas no somos clínex y tampoco necesitamos presentes ostentosos para ser felices. En ocasiones, el mejor regalo puede ser un papel amarillo con unas líneas escritas desde el corazón o una frase de amor incondicional en el momento necesario. Por ejemplo, "tú di cuándo y nosotros vamos".

Nuestras abuelas, que en paz descansen, sostenían que la cena más rica era aquella cocinada con cariño. Y un plato de croquetas alberga todo el amor posible cuando se fríe para los demás unos tacos de jamón a fuego lento con un poco de aceite, cuando minutos después se vuelcan las cuatro cucharadas de harina y se remueve con tanta rapidez como para crear una masa uniforme, cuando a máxima potencia se empieza a verter la leche en diminutos sorbos mientras se da vueltas con una cuchara, cuando el brazo empieza a doler porque llevas quince minutos aderezando la masa y sigues derramando leche poquito a poco hasta terminar el brik. También hay amor, del sosegado y paciente, cuando vuelcas la sartén en una fuente y dejas reposar la besamel para que sea compacta, bien a temperatura ambiente bien en el frigorífico. Horas después llega la verdadera obra de arte, la de dar forma a la croqueta como un chef con una pareja de cucharas, la de envolver la masa en huevo, la de empanar y, especialmente, la de acariciar cada unidad con las palmas de las manos hasta lograr la apariencia adecuada. Después, a freír con aceite muy caliente y a comer.

No necesitamos lujos árabes ni caviares rusos para sonreír

Hacer croquetas parece difícil pero no lo es. Las abuelas nos cautivaban con ellas, nuestras madres también y ahora nos corresponde a otros heredar la receta familiar para que perdure en el tiempo y en el futuro la transmitamos a nuestros hijos. Comer croquetas hace feliz, compartirlas con la familia eleva al paraíso pero cocinarlas previamente junto a quien te ha enseñado casi todo en la vida es un verdadero regalo de Dios. Adoro el chocolate y soy más goloso que Forrest Gump, que masticaba los bombones de dos en dos. Pero mi vida es como un plato de croquetas. No necesitamos placeres árabes ni caviares rusos para sonreír. A medida que los años pasan comprendemos que el verdadero lujo es tener con nosotros a quienes queremos, que la verdadera riqueza es compartir, que el verdadero milagro es el del amor y que la verdadera felicidad no se compra. Simplemente se disfruta y está mucho más cerca de lo que creemos.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito