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SIN ESPINAS

Amor y Periodismo

Fotografía

Por Javier de la RosaTiempo de lectura2 min
Opinión13-10-2002

La conclusión que obtuve de mi última aventura profesional en nada está de acuerdo con aquella proposición de Nieztche que dice: “Lo que no te mata te hace más fuerte”. Y mira que lo pasé mal por aquel entonces. El resultado de lo que viví refleja, por el contrario, una actitud más optimista ante la vida, es decir: “Lo que no te da vida, te hace más frágil”. Y la “guerra” en la que me vi inmerso, como cualquier guerra -desde el más pequeño al más grande conflicto que se pueda imaginar- termina quitándote la vida. Hace tres meses que regresé de un pueblo en el que intenté hacer Periodismo de Verdad. Aquel que, practicado por los buenos periodistas, me había emocionado tanto años atrás. En ese tiempo me difamaron, hicieron ruedas de prensa dedicadas a insultarme, me declararon persona non grata, me vetaron, me trataron de chulear, me amenazaron, me presionaron, me menospreciaron, quisieron cortarme la cabeza profesionalmente, me pidieron que mintiera, me trataron de confundir y desconfiaron de mi. En esa “guerra” me confundí, desconfié, me pudo la soberbia, el orgullo, el amor propio, falté a mi fe, soporté la soledad, la falta de compañerismo, la mentira, la calumnia, la falta de decisión de mis jefes, mis imperfecciones y mis errores constantes. Y aquel momento sirvió para hacerme un poco más humilde, mucho más fuerte, más libre, más alegre, menos orgulloso y creo que un poco menos imperfecto. A pesar de eso, repito: no hay guerra que merezca la pena. Tal vez, si lo permite el juego léxico, la del amor... Y esa sólo con amor se gana. De estas conclusiones tan comprometedoras no puedo dar demasiadas explicaciones, pero sí puedo animar a aquellos que las leen a que busquen la manera de experimentarlas. Para ello, hay que calzarse la herramientas de la exploración. Desde la linterna al microscopio pasando por la cantimplora y la gorra de aventurero. Así entiendo yo la vida y mi vocación como periodista. Como un viaje apasionante en el que aprender es descubrir y descubrir es vivir. Descubrir lo bueno, porque para encontrar lo malo no hace falta indagar tanto. El mundo real siempre te dice que aguantes los caballos. En su momento, yo sólo plegué velas para que el viento no me secara el corazón y lo endureciera. Que es lo que hay que impedir a toda costa. Lo demás es susceptible de cualquier matización. Como la manera de hacer periodismo, esa clase de periodismo que debemos hacer para procurar el máximo bien a nuestra sociedad... y para darnos la vida. Mañana comenzaré una nueva aventura y seguiré creyendo en el periodismo del Amor.

Fotografía de Javier de la Rosa